En concreto, la sociedad estatal estaría abierta a cubrir entre el 60% y el 70% del importe total, según indican fuentes del mercado al tanto del proceso. A cambio, la banca liberará entre 80 y 100 millones de euros de los 140 millones que tienen en depósitos indisponibles como garantía de la actual financiación sindicada de avales.
En paralelo, la negociación entre OHLA y los bonistas también se ha acelerado. Las diferencias se concentran en el interés que se fijará en el bono que vence en 2026 y que el grupo quiere refinanciar hasta 2030. De acuerdo con fuentes al tanto de las conversaciones, las posiciones están separadas ya por únicamente 200 puntos básicos. Así, la empresa estaría dispuesta a llegar al 10% y los tenedores de los bonos piden el 12%. La dirección de la constructora se enroca en que el coste de esta deuda esté por debajo del actual, que alcanza el 10,75%. Este porcentaje incluye el cupón, del 5% y el PIK (‘pay in kind’), que asciende desde junio al 5,65%. El plan que hay sobre la mesa discurre por aplicar una fórmula similar, de manera que la mitad del interés se capitaliza al vencimiento y se dilata así el consumo de caja. En junio, la constructora contabilizaba un saldo de 406 millones entre los dos bonos que tiene en circulación. De esta cantidad, 162,4 millones corresponden al bono que vence en marzo de 2025 y 243,6 millones al de marzo de 2026. A ello hay que sumar el PIK, con lo que el importe asciende a 174,2 millones y 261,2 millones, respectivamente.
OHLA prevé amortizar completamente el bono que vence en marzo del próximo año, de manera que su deuda se quedaría con un principal aproximado de 260 millones de euros, correspondientes al bono de 2026. Por el momento, esta semana esperan una nueva dispensa de los bonistas para retrasar el pago del cupón que debía ejecutar el pasado 15 de diciembre. El segundo aplazamiento expira este viernes, 4 de octubre, y la firma ha solicitado alargarlo hasta el día 11.
La refinanciación del bono hasta 2030 es una de las condiciones que han impuesto los nuevos inversores para inyectar 75 millones en las dos ampliaciones de capital que contempla el plan de reestructuración. José Elías, José Eulalio Poza, Inveready y Coenersol, por un lado, y el mexicano Andrés Horzel, por otro, también han condicionado su participación a una serie de concesiones por parte de los bancos acreedores (Santander, CaixaBank, Sabadell, Crédit Agricole y Société Générale). Aunque las posiciones están más próximas, las entidades rechazan frontalmente uno de los requisitos, la concesión de una línea de circulante por 50 millones (ampliable en 50 millones más si Moody’s sube el ‘rating’).
Otro condicionante es que los bancos conviertan la línea de avales de 329 millones en ‘revolving’ y que liberen los 140 millones depositados como garantía. La propuesta de la banca consiste en una nueva línea de avales por entre 320 y 350 millones que esté garantizada en un 60-70% por Cesce. Los bancos mantendrían entre 40 y 60 millones en depósito, liberando así entre 80 y 100 millones. La aseguradora pública, que ya garantiza avales por 34,6 millones, está dispuesta a sellar su compromiso, supeditado a la ejecución de las ampliaciones de capital y a la refinanciación de los bonos. Los nuevos inversores tendrán que renunciar explícitamente a todas las condiciones que no sean satisfechas.
Con los 150 millones de las ampliaciones, los cerca de 100 millones liberados y las desinversiones en marcha (un hospital en Canadá, Ingesan y Canalejas), el grupo cancelará un crédito de 40 millones en noviembre, amortizará el bono de 2025 y tendrá liquidez para su operativa.