En su informe mensual, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) explica que esos pronósticos están vinculados a la expectativa de que la economía mundial crezca un 2,7% en 2023, y un 2,6% en 2024.
«La dinámica del crecimiento económico mundial en el primer semestre de 2023 ha sido resistente a pesar de los numerosos retos, como la alta inflación, los elevados tipos de interés y las tensiones geopolíticas», destacan los expertos del organismo con sede Viena. Añaden que la tendencia positiva se ha mantenido también en lo que va del actual trimestre, especialmente gracias a la recuperación del turismo y los viajes tras los años de pandemia. «Se prevé que el actual crecimiento económico mundial impulse la demanda de petróleo», subrayan.
Cifran en 102,06 mbd el consumo medio de esa materia prima en 2023 en todo el planeta, lo que supone un aumento de 2,44 mbd -un 2,45%- respecto al año pasado, y en 104,31 el de 2024, sin cambios con respecto a las estimaciones previas, hechas hace un mes. El crecimiento provendrá principalmente de las economías emergentes, sobre todo de China y la India, mientras que en las naciones agrupadas en la Organización para la Seguridad y Cooperación Económicas (OCDE) la tasa será mucho menor, del 0,26 % y del 0,56 % en este y el próximo año.
Eso sí, la OPEP admite que sigue habiendo «riesgos a la baja» que pueden afectar sus proyecciones, entre los que destaca «los elevados tipos de interés oficiales en el G7, salvo Japón; los retos en la dinámica de crecimiento de China, y una continuación del conflicto en Europa del Este (la invasión rusa de Ucrania)», así como el hecho de que «los niveles de deuda soberana han alcanzado máximos históricos».
Con respecto a la oferta mundial de crudo, la OPEP estima que la proveniente de fuera de la organización subirá un 2,4% y un 2,05%, hasta totalizar 67,23 mbd y 68,66 mbd en 2023 y 2024, respectivamente. Los mayores aumentos del suministro rival los espera de Estados Unidos, Brasil, Noruega, Kazajistán, Guyana, China y Canadá, mientras que anticipa sendos retrocesos en las producciones de México y Malasia.
Esas cifras, calculadas en base a «fuentes secundarias», es decir, a estimaciones de institutos independientes, que se publicaron en el Informe Mensual de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y revelan que el aumento de la oferta se debe sobre todo al incremento de las extracciones de Irán, así como a otros menores de Nigeria, Irak, Libia y Emiratos Árabes Unidos.
Irán, que al igual que Libia y Venezuela está exento del compromiso de limitar sus suministros debido a las limitaciones involuntarias que ha sufrido en su industria a raíz de las sanciones impuestas a sus exportaciones petrolíferas, produjo el mes pasado 3 mbd, 143.000 bd más que en julio. En el caso de Nigeria, el aumento es de 98.000 bd y dejó en 1,27 mbd el bombeo del país el pasado mes. Le sigue Irak, que extrajo 4,27 mbd (+48.000 bd), Libia (1,15 mbd, +25.000 bd) y Emiratos Árabes Unidos (2,9 mbd, +17.000 bd).
Las subidas sobrepasaron los retrocesos mensuales de Arabia Saudí, cuya producción quedó en 8,9 mbd, 88.000 bd menos que en julio, Angola (1,1 mbd, -60.000 bd), Venezuela (730.000 bd, -42.000 bd), Argelia (933.000 bd, -26.000 bd) y Congo (67.000 bd, -15.000 bd). La caída estimada para Venezuela contrasta con los datos oficiales de Caracas, que también se publican en el informe, de un aumento del bombeo de 10.000 bd en agosto, hasta los 820.000 bd.
Sea como sea, el total de los incrementos están lejos de compensar los fuertes recortes de suministros vigentes, que fueron acordados en octubre de 2022 y abril de 2023 en el seno de la OPEP+ (OPEP y aliados) para apuntalar los «petroprecios», y que en conjunto suman 3,6 mbd, cerca del 3,6 de la oferta mundial de «oro negro».
A ellos se añaden otros 1,3 mbd que retiraron del mercado Riad (-1mbd) y Moscú (-300.000 bd) en julio pasado, cuando anunciaron esas sendas reducciones «voluntarias», que fueron extendiendo luego mes a mes, hasta asegurar la pasada semana que las mantendrán hasta fines de año. Impulsados por estas medidas, el precio del crudo Brent y el del barril referencial de la OPEP han vuelto a superar los 90 dólares por primera vez desde noviembre de 2022, mientras que el petróleo intermedio de Texas (WTI), referente en Estados Unidos, se vende en torno a los 87 dólares/barril.