Y como no podía ser de otra manera ha utilizado las modernas técnicas de comunicación, en lugar de los ajados tebeos de los años cincuenta. Es decir, lo ha hecho a través de un twit. «El lunes estaré en kiev para reafirnar el apoyo de España a la democracia ucraniana y al presidente Zelenski», escribió Sánchez en su cuenta de X.
Por si alguien no se había dado cuenta nuestro hombre en La Moncloa es el gran valedor del presidente de Ucrania, y por eso se salta a la torera al resto de los líderes europeos que se han reunido en Paris para tratar de estudiar una respuesta a las pretensiones del presidente de Estados Unidos que como elefante en cacharrería se ha lanzado a la conquista de su nuevo y particular oeste y para ello no le frenan las mínimas normas de la convivencia democrática entre naciones y mucho menos la historia de las relaciones internacionales.
Pero Trump puede ser derrotado por nuestro héroe, que nadie lo dude y por ello su primera decisión es reunirse en Kiev con el sufrido presidente ucraniano de momento, simplemente para pasarle la mano por el hombro y darle ánimos en su lucha contra Putin, porque otra cosa, ya me dirán ustedes.
Si quiere apoyarle en la defensa de su nación tendrá que pedir permiso a sus socios de gobierno y coaligados porque la defensa pasa necesariamente por un aumento de los gastos de defensa de España y por lo poco que sabemos ni los socios, ni algún que otro socialista, están por esa labor. No digamos nada de la progresía que apoya socialmente al sanchismo para chuparnos la sangre al resto de españoles esos no quieren ni oír hablar de apoyar una guerra contra su señorito,Putin. ¡Hasta ahí podíamos llegar¡.
Si los fines de la visita no son esos, apoyar moral y económicamente al invadido, a que juega. Los tiempos y menos la situación en esa área estratégica no es una de esas bromas a las que juega Sanchez en plan trilero de que hoy te doy y mañana te quito, o un juego de manos en los que es experto sacando, un dia si y otro también, su conejito de la chistera. En ese territorio se juega con vidas humanas y recursos económicos de trascendencia industrial notable y ahí no caben las bromas ni los engaños. Cada paso que se da tiene sus consecuencias y los contrincantes no son las Belarra de turno. Se llaman Trump, Putin, Sarkozy y su forma de jugar va en serio y mucho mas allá de una estrategia cutrecilla de andar por casa, y menuda casa nos están montando los del llamado gobierno de coalición.
La única explicación posible puede ser la de que el viajecito responde a una campaña de imagen, quizá porque sobre su mesa lo que esta estudiándose es la convocatoria y puesto que no puede vender los éxitos en el interior como balance de su ejecutoria, que no existen, trata a todas luces de revestir al personaje de un halo de agenda internacional espléndida capaz de posicionar a España en niveles del protagonismo que nos merecemos.
Pero esto es soñar un imposible, porque para ellos se necesita una materia prima con la que no contamos.