Entre las personas que abandonaron algún estudio, la gran mayoría interrumpió definitivamente solo uno (93,7%). El resto (6,3%) inició y abandonó más de uno. Por sexo, el porcentaje de abandono en hombres fue del 17,9%, frente al 12,6% en mujeres. Por grupo de edad, el menor porcentaje de abandono se dio en las mujeres de 15 a 24 años (10,1%) y el mayor, en hombres de 25 a 29 años (21,7%).
Por relación con la actividad, el mayor porcentaje de abandono se dio entre los parados (25,6%, frente al 16,7% de los ocupados y al 12,2% de los inactivos).
El 22,3% de las personas que abandonaron algún estudio oficial lo hizo en los estudios de primera etapa de educación secundaria o inferior –que abarca hasta certificados de profesionalidad de nivel 2, título de graduado en ESO y equivalentes– y el 22,0% en los de grados universitarios de hasta 240 créditos y similares.
• El 15,3% de las personas que en 2024 tenían entre 15 y 34 años abandonó algún tipo de estudio oficial.
• El 40,3% de ellos lo hizo porque el programa de estudios no era de su interés, no se ajustaba a sus necesidades, no era útil o era demasiado difícil.
• El 22,1% de las personas entre 15 y 34 años con estudios superiores obtuvo, además, una titulación de grado medio de orientación profesional.
• Dos de cada tres ocupados de 16 a 34 años consideraba que su nivel de estudios se ajustaba a los requisitos de su empleo actual.
Por sexo, el 24,3% de los hombres que abandonaron algún estudio oficial lo hizo en estudios primarios o secundarios y el 20,5% en grados universitarios. En mujeres, el 19,5% lo hizo en primera etapa de educación secundaria o inferior, y el 24,2% en universitarios.
Por nacionalidad, para las personas con nacionalidad española o doble nacionalidad el porcentaje de abandono de grados universitarios fue del 23,4% y el de estudios de primera etapa de educación secundaria o inferior del 20,5%. Para las personas con nacionalidad extranjera estos porcentajes fueron del 15,5% y del 30,8%, respectivamente. En relación con el nivel de estudios alcanzados, el 61,6% de las personas que abandonaron algún estudio, lo hicieron de un estudio de mayor nivel al alcanzado.
El 40,3% de las personas entre 15 y 34 años que abandonaron algún estudio oficial lo hicieron debido al programa de estudios. Es decir, no era de su interés, no se ajustaba a sus necesidades de formación, no era útil o era demasiado difícil. Por su parte, el 18,4% lo hizo porque prefería trabajar y el 15,1% por otros motivos personales (como cambiar de lugar de residencia, falta de motivación, problemas con los profesores o con otros estudiantes, o desear centrarse en sus aficiones). Por sexo y nacionalidad, el principal motivo para las mujeres extranjeras fue por otras razones familiares (casarse, desplazarse de lugar para acompañar a su pareja, tener que realizar tareas domésticas o responsabilidades de cuidado), con un 21,3%, mientras que para las españolas (incluidas las de doble nacionalidad), los españoles (incluidos los de doble nacionalidad) y los extranjeros fue el programa de estudios, con un 41,8%, 46,1% y 25,4%, respectivamente.
Por grupo de edad, el principal motivo para más de la mitad (el 52,5%) de las personas de entre 15 y 24 años fue el relacionado con el programa de estudios. También lo fue para el 36,4% de las personas de 25 a 29 años. En cambio, para las de 30 a 34 años el principal motivo del abandono de estudios fue la preferencia por trabajar (31,7%).
Las mayores diferencias por sexo se dieron en la preferencia por trabajar (69,4% en hombres y 30,6% en mujeres), en el programa de estudios (63,5% hombres y 36,5% mujeres) y en otros motivos familiares -incluido responsabilidades de cuidado– (28,9% hombres, 71,1% mujeres).
El 22,1% de las personas de entre 15 y 34 años con estudios superiores obtuvo, además, una titulación de una enseñanza profesional de grado medio. Atendiendo al sector económico, el que presentó mayor porcentaje de personas ocupadas que obtuvieron una titulación de grado medio con orientación profesional (aparte de sus estudios superiores alcanzados) fue Agricultura (29,4%). Y el de menor, Servicios (21,8%).
Por nacionalidad, mientras que el 23,1% de las personas con nacionalidad española o doble nacionalidad y estudios superiores obtuvo también titulación de grado medio de orientación profesional, en el caso de los extranjeros ese porcentaje fue del 13,0%.
El porcentaje de personas de 15 a 34 años con nacionalidad española o doble nacionalidad que, además de estudios superiores, obtuvieron estudios medios de orientación profesional, fue del 24,6% en hombres y del 21,8% en mujeres. Para las personas con nacionalidad extranjera, las mujeres tuvieron mayor porcentaje que los hombres (15,3%, frente a 10,1%).
El 62,5% de las personas de 16 a 34 años ocupadas o con experiencia laboral previa consideró que su nivel de estudios se ajustaba a su empleo principal o a su último empleo, mientras que el 29,2% declaró que su nivel de estudios era superior.
Para las personas ocupadas estos porcentajes fueron del 65,8% y 26,2%, respectivamente. Y para las que no lo estaban en ese momento, del 53,8% y 37,1%. Por nacionalidad, el 64,1% de las personas con nacionalidad española o doble nacionalidad percibían que su nivel de estudios se ajustaba a los requisitos de su empleo o último empleo, frente al 55,5% de las personas extranjeras.
Para el 45,9% de las personas de 16 a 34 años ocupadas o con experiencia laboral previa su especialidad de estudios se ajustaba a los requisitos de su empleo principal o último empleo por completo o en gran medida. Un 18,9% consideró que lo hacía en cierta medida o poco. Y un 13,2% declaró que no se ajustaba en absoluto.
Distinguiendo entre personas ocupadas y no ocupadas pero con experiencia laboral previa, el 50,4% de las primeras creía que su especialidad se ajustaba por completo o en gran medida al empleo, frente al 33,7% del segundo grupo. Por nacionalidad, el 48,5% de personas con nacionalidad española (o doble) pensaba que el ajuste era casi por completo o en gran medida, frente al 34,3% de las personas con nacionalidad extranjera.
El 72,2% de los ocupados o personas con experiencia laboral previa consideró que sus habilidades se ajustaban a los requisitos de su empleo principal o último empleo, y el 22,1% que eran superiores. En los ocupados estos porcentajes fueron del 74,5% y 20,7%, y en los no ocupados del 66,3% y 25,9%.