La muestra Raimundo de Madrazo es la primera gran retrospectiva que se abre al público en Madrid sobre quien sin duda fue uno de los pintores más cosmopolitas y de más refinada técnica de su época. Reconocido como un destacado pintor de género y retratista de la alta sociedad de su tiempo, Raimundo de Madrazo (Roma, 1841 – Versalles, 1920) perteneció a la tercera generación de una de las familias más significativas de la pintura española del siglo xix. Su obra, considerada en su época un símbolo de elegancia, emulación del pasado y respeto por la tradición, lo situó como figura fundamental en la escena artística y en los círculos sociales más distinguidos e internacionales de finales del siglo xix y principios del xx. No obstante, con el paso del tiempo y el advenimiento de las nuevas corrientes artísticas, precisamente ese gusto refinado, la minuciosa representación de interiores y la destreza técnica en la reproducción de texturas y materiales provocaron que su producción quedara relegada en la posterior historiografía artística.
La exposición Raimundo de Madrazo pretende subsanar no solo el desconocimiento de este brillante artista, sino también restituir su legado al lugar que le corresponde dentro de la historia del arte.
Al cumplir 20 años Raimundo de Madrazo y Garreta (1841-1920) viajó a París a terminar su formación artística. Seguía así la tradición familiar: su abuelo José y su padre Federico de Madrazo habían frecuentado respectivamente los ateliers parisinos de Jacques-Louis David y Jean-Auguste-Dominique Ingres. A diferencia de ellos, el tercer gran representante de la saga más reputada de la pintura española del siglo XIX no regresó a España y desarrolló toda su carrera entre París y Estados Unidos, donde realiza distintas tournées de retratos a partir de 1897 mientras se apagaba su papel en la escena artística francesa.
En París se dedicó inicialmente a la pintura de género, desarrollando una obra que alcanzó elevadas cotizaciones en un mercado artístico internacional por el preciosismo de sus brillantes interiores y sus habilidades de gran colorista. Desde mediados de la década de 1870 se introduce progresivamente en el retrato, un género en el que acabó convirtiéndose en uno de los retratistas preferidos de la alta sociedad parisina y estadounidense, que peregrinaba su elegante atelier parisino. Durante las décadas de 1870 y 1880 realizó varias obras emblemáticas de este género, ejemplos maestros de la distinción y preciosismo cosmopolitas.
Madrazo obtuvo su ansiada consagración oficial en la Exposición Universal de 1878, a la que concurrió con 14 obras, que merecieron una Primera medalla y la concesión de la Cruz de Caballero de la Legión de Honor.
Desacreditada por el canon artístico posterior, su obra ha permanecido injustamente ignorada por la crítica y la historia del arte. Organizada junto con el Meadows Museum (Dallas), esta exposición recupera, a través de un centenar de sus obras más significativas, el lenguaje artístico y la obra de quien fue uno de los pintores más cosmopolitas de su tiempo.
El recorrido está articulado en ocho secciones que abordan desde sus escenas costumbristas y retratos mundanos hasta su papel como figura clave en la pintura del juste milieu, corriente intermedia entre la academia y la vanguardia. También se destaca su vínculo con París o Nueva York, ciudades donde consolidó su prestigio entre coleccionistas y aristócratas.
Fundación Mapfre
Sala Recoletos
Paseo Recoletos 23
28004 Madrid