El conflicto se originó cuando la entidad estatal recibió el pasado 21 de mayo una parte de los 30 trenes del modelo S106 que había comprado. La entidad únicamente entregó 22 trenes de tal modelo y lo hizo con años de retraso. De ellos, solamente 11 están en funcionamiento; los ocho restantes aún no han sido recibidos por Renfe. La compañía pública señala que no dispone de «información al respecto».
Renfe solicitó una indemnización millonaria de más de 160 millones de euros a la entidad controlada por Trilantic y la familia Oriol a través de su vehículo financiero Pegaso Transportation por los retrasos en la entrega de estos últimos modelos del Avril. Una indemnización que se une a la solicitada este martes por Renfe de 390.000 euros por las «graves incidencias técnicas» -y reiteradas- ocurridas en la mañana del lunes. En paralelo, el equipo técnico de Renfe está evaluando la fiabilidad sobre la operación global de la Serie 106 de Talgo.
Respecto a la otra mitad de los dispositivos entregados, que no ejecutan ningún servicio, la compañía pública señala que la mayoría se encuentran en fase de reparación por fallos técnicos, aunque habría alguno que estaría también en reserva. Esto supone que del total entregado hasta el momento, la mitad de ellos están fuera de servicio por «diversos fallos en el software» y problemas relacionados con «el sistema TCMS», la red de control y comunicaciones de los convoyes. No obstante, reiteran que de tal cantidad algunos están destinados a reserva, apoyo u otros servicios.
Sea como fuere, hay una realidad patente: la tendencia «lejos de mejorar desde el inicio de la explotación ha ido empeorando, tanto en número de incidencias como en impacto en minutos sobre la explotación», señala un comunicado remitido por Renfe.
Las prestaciones efectuadas con los trenes adquiridos están generando pérdidas en la efectividad de los servicios de la compañía pública respecto a demoras; pues son muchos los servicios afectados con anterioridad al citado incidente. De hecho, aquellos más afectados son los correspondientes a los servicios prestados en Asturias -provincia que estrenó la Serie 106 de Talgo-, y Galicia -comunidad en el que los convoyes se utilizaron para la inauguración de los trayectos a Pontevedra, Vigo, A Coruña, Santiago de Compostela y Vilagarcía de Arousa-.
Los S106 están suponiendo un auténtico quebradero de cabeza para Talgo y ha llevado a la compañía a una situación económica sin precedentes con el propietario de Renfe, es decir, el propio Gobierno nacional.
Desde que Renfe adquiriese los trenes del modelo Avril S106 -únicamente 11 están en funcionamiento-, se han registrado 479 incidencias, de las cuales 28 han causado retrasos de más de una hora y 14 han necesitado el rescate de los pasajeros a bordo. El tiempo acumulado de tales demoras asciende a 9.742 minutos desde la fecha de su adquisición. Los S106 suponen el 9% de la flota total de Renfe de Alta Velocidad y Larga Distancia y registran una puntualidad de 40,7%.
La entidad estatal goza de un 76,2% de puntualidad en el conjunto de la red, lo que supone que los trenes de Talgo empeoran su índice en 35 puntos porcentuales. Hay que tener en cuenta que, según un informe de la Comisión Europea, Renfe alcanzó una puntualidad del 87% en sus trenes de alta velocidad entre los meses de enero y mayo de este año, antes de la adquisición de los S106; lo que supone una pérdida latente en la efectividad de los servicios adquiridos.