Si el de 2016-2020 fue el plan del ‘Valor y Resiliencia ‘debido al momento que vivía la compañía con unos precios del petróleo a la baja, y el de 2021-2025, en pleno Covid-19, fue el de ‘Crecimiento y Valor’, ahora la energética se prepara a abrir una nueva etapa respaldada por la fortaleza que le ha dado un viento a favor de entorno de precios y márgenes de refino. En estos últimos años la compañía ha enfilado su objetivo de transformación hacia una multienergética y la senda de descarbonización, para acelerar hacia esa meta de ser cero emisiones netas en 2050.
Otro de los focos será cómo se incrementa el esfuerzo inversor, que en el actual ya se vio impulsado a los 19.300 millones de euros –desde los 18.300 millones de euros previstos para 2021-2025-, de los cuales 6.500 millones tiene por destino iniciativas bajas en carbono. En los nueve primeros meses de 2023, Repsol ya elevó sus inversiones hasta los 4.362 millones de euros -con más de un tercio de ellas destinadas a su negocio de Bajas Emisiones-, focalizadas en España y Estados Unidos.
Además, marcará nuevos pasos de crecimiento en su negocio ‘Low Carbon‘, con la mente puesta en seguir incrementando los proyectos renovables y por impulsar los biocarburantes, una de las grandes apuestas de la compañía para contribuir a la descarbonización de la economía.
En este camino de las energías ‘verdes’, la compañía también ha dado en los últimos tiempos pasos decididos en su internacionalización, con un foco importante puesto en Estados Unidos, donde entró en 2021 con la compra del 40% de Hecate Energy, especializada en el desarrollo de proyectos solares fotovoltaicos y de baterías para el almacenamiento de energía, y desembarcó el año pasado en el negocio eólico terrestre en el país con la adquisición de ConnectGen -con una cartera de proyectos de 20.000 MW de eólica terrestre, solar y almacenamiento de energía en el país-, en su mayor operación en renovables.
La ambición de la energética presidida por Brufau en el país norteamericano pasa por tener una capacidad instalada de 2.000 MW en 2025 y de 8.000 MW en 2030.En esta estrategia de construir un negocio renovable diversificado geográficamente en España, Italia, Chile, Portugal y Estados Unidos, también se enmarcan adquisiciones como la de Asterion Energies, con una cartera de 7.000 MW activos ‘verdes’.
Y es que la generación renovable es uno de los principales pilares de la transición energética de Repsol, con una ambición en su actual plan de alcanzar los 6.000 MW de capacidad instalada ‘verde’ en 2025 y los 20.000 MW en 2030.
Para potenciar el crecimiento en este área, Repsol se ha apoyado en importantes alianzas, entre las que destacan la asociación con Credit Agricole Assurances y EIP, operación que valoró el negocio de renovables en 4.300 millones de euros en 2022, y la incorporación de socios como Pontegadea y The Renewables Infrastructure Group (TRIG) en activos solares y eólicos.
En esta línea de transformación, seguirá dando continuidad a lo que supuso su entrada en el negocio de electricidad con la compra en 2018 de activos de Viesgo para consolidarse como un actor relevante. La compra de comercializadoras, la última de ellas con CHC Energía, ha ayudado al grupo a elevar su cartera de clientes de electricidad y gas por encima de los dos millones, adelantando en dos años la consecución del objetivo fijado su plan a 2025 y consolidándose como el cuarto operador del mercado en España en número de clientes de electricidad.
Sin embargo, este nuevo plan también servirá para conocer si el grupo se mantiene con las espadas en todo lo alto en su pulso con el Gobierno ante la amenaza de deslocalizar grandes proyectos si se mantiene el impuesto extraordinaria a las energéticas, lo que llevó a la empresa a poner en ‘stand by’ algunas de sus iniciativas para impulsar el hidrógeno.
Repsol no ha dudado en levantar la voz en varias ocasiones ante la decisión de PSOE y Sumar de mantener este gravamen al sector, pidiendo un marco regulatorio estable y previsible para poder afrontar el esfuerzo inversor para sus proyectos. En el camino, el Gobierno ha asegurado que en la futura Ley de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2024 se incluirá un incentivo por las inversiones estratégicas que sean esenciales para la transición ecológica.
En lo que se refiere a la retribución a sus accionistas, una vez pulverizados también las metas puestas en el vigente plan, analistas de Banco Sabadell, en un informe reciente, confiaron en que se dará más visibilidad, tras la mejora del dividendo a cuenta de 2023 anunciada en octubre -hasta 0,40 euros por acción frente a los 0,375 euros anterior-. A este respecto, consideraron que podría implicar la subida del dividendo hasta los 0,80 euros por acción -un 14% más frente a 2023-, teniendo en cuenta que el dividendo complementario a pagar en julio históricamente nunca ha sido inferior que el de a cuenta. Sumando dividendos y reducciones de capital, alcanza los 2.400 millones de euros en el conjunto de 2023.