Como todo el mundo sabe, el PSOE ha dejado de existir pero centenares de militantes, aún hoy con cargo público, ùeden verse en la calle tras unas elecciones. En este contexto endiablado, la izquierda, ya no sólo el PSOE, se enfrenta a un futuro en el que se asienta la idea de que su ser o no ser depende de su capacidad para afrontar una refundación plena, que no sólo afecte a las siglas socialistas, sino a todos en su conjunto.
Así, en sectores relevantes del PSOE se ha instalado la convicción de que el sanchismo no es reformable ni sustituible sin un profundo cambio de modelo, por lo que algunos llevan tiempo analizando la posibilidad de ese cambio, aunque con todo tipo de prevenciones y oscurantismo para no ser aniquilados En cualquier caso, la realidad es que no hay líderes alternativos proclamados ni corrientes formalizadas, aunque en público se identifique la revuelta con el presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, García Page.
Y el gran objetivo es que la refundación la escriba el propio sanchismo. Evitar una sucesión tutelada, un relevo de continuidad o una operación cosmética presentada como renovación que tendría como lideres a los Puentes y Bolaños
