Según una información de ‘The Washington Post’, los hallazgos parecen estar basados en información enviada al Sistema de Notificación de Eventos Adversos a las Vacunas (VAERS), el cual contiene reportes no verificados de efectos secundarios o experiencias negativas con vacunas presentados por pacientes, médicos, farmacéuticos o incluso personas que vieron un informe en redes sociales. Los funcionarios del Departamento de Salud y Servicios Sociales (HHS) planean vincular las vacunas contra el Covid-19 con estas muertes pediátricas en una presentación ante el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP). En dicho cónclave, el ACIP tiene programado votar sobre recomendaciones para las vacunas contra el sarampión, la hepatitis B y el coronavirus.
No obstante, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) enfatizan que la base de datos no está diseñada para evaluar si una dosis causó una muerte, conclusión que requiere investigaciones exhaustivas de científicos y profesionales de salud pública.
Las vacunas contra el Covid-19 se han convertido en un punto político candente en las últimas semanas en Estados Unidos. El conflicto entre el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., y la exdirectora de los CDC, Susan Monarez, llevó a su destitución apenas semanas después de haber asumido el cargo. El secretario de Salud también despidió a 17 miembros del panel de expertos en vacunas y los reemplazó por asesores elegidos por él mismo. Kennedy Jr., un reconocido antivacunas, ha afirmado anteriormente que las vacunas desarrolladas durante el primer mandato de Donald Trump como presidente causan complicaciones mortales, a pesar de rigurosos estudios con millones de personas que afirman que los efectos adversos graves son poco comunes. También ha recortado fondos para la investigación en vacunas.
Durante su mandato como secretario de Salud, Kennedy Jr. ha reducido significativamente las recomendaciones de vacunación contra el Covid-19. Sin ir más lejos, la agencia eliminó la orientación de vacunación rutinaria para niños sanos, adolescentes y mujeres embarazadas, y, aunque autorizó las vacunas para todos los mayores de 65 años, restringió la elegibilidad en personas más jóvenes con al menos un factor de riesgo.
El cambio de política ha provocado rechazo de organizaciones médicas y de salud pública, incluida la Academia Estadounidense de Pediatría, que continúa recomendando la vacunación contra el coronavirus para niños y mujeres embarazadas. No obstante, Trump ha respaldado a Kennedy a pesar de la presión del Congreso.
En el plano empresarial, las acciones de los principales fabricantes de vacunas estadounidenses cayeron con ganas el pasado viernes. Moderna, uno de los dos fabricantes de vacunas de ARN mensajero (ARNm) contra el Covid-19, dijo que la investigación en todo el mundo muestra que los beneficios superan los riesgos.