El banco central dijo en un comunicado este viernes que «el crecimiento de la demanda interna sigue superando significativamente las capacidades para expandir la oferta de bienes y servicios». El regulador bancario mantuvo además la perspectiva de más aumentos de tasas para devolver la inflación del 9,1% actual al objetivo del banco del 4% en 2025.
La economía de Rusia sigue mostrando un crecimiento sólido a pesar de las sanciones de los países occidentales por la guerra de Ucrania. El producto interior bruto (PIB) se beneficia de los altos niveles de gasto público, incluido el militar, con arcas fiscales reforzadas por las exportaciones de petróleo.
Un resultado de los desembolsos gubernamentales es la inflación, que el banco central ha tratado de combatir con tipos más altos, que hacen que sea más caro pedir prestado y gastar en bienes, en teoría aliviando la presión sobre los precios. Hasta ahora ha estado librando una batalla perdida, y los economistas dicen que en algún momento la restricción del crédito puede frenar el crecimiento.
El aumento de los salarios y un mercado laboral sólido han ayudado a los compradores a compensar la inflación y, como resultado, «la actividad del consumidor sigue siendo alta», dijo el banco central.
La política monetaria del banco es la más alcista desde febrero de 2022, cuando el banco central aumentó las tasas a un nivel sin precedentes del 20% en un intento desesperado por apuntalar el rublo en respuesta a las sanciones paralizantes que se produjeron después de que el Kremlin lanzara su invasión a gran escala de Ucrania.