Tan brillante le pareció el recurso dialectico que esta mañana, propios y extraños -entre ellos se encuentran algún que otro ministro y el perrito faldero de don Pedro, el ministro Bolaños- se han lanzado al Hemiciclo con las tres palabritas como arma arrojadiza contra los populares creyendo que han descubierto la mayor veta de oro político de la historia, Pero no es así, como veremos un poco mas adelante.
En este ambiente, efectivamente era muy difícil que, en la sesión de control al Ejecutivo en el Congreso, el presidente rehusase su uso y disfrute y rápidamente las echo encima de la portavoz popular señalando que el PP, defiende a esa «gente de bien», a una élite frente a un Gobierno que «suma» con las mujeres, los trabajadores, los profesionales sanitarios o los pensionistas. «¡Qué poquita gente de bien hay en su país y cuán poderosa es!», exclamó Sánchez para provocar el aplauso de su bancada y la sonrisa de todos ellos.
Pues bien, todos ellos con Sánchez a la cabeza han demostrado su incultura y borreguismo. El diccionario de la RAE señala entre las acepciones de la palabra gente, un uso de gente bien, no de gente de bien y la diferencia es notable. Gente bien efectivamente es lo que dice el presidente, clase o grupo acomodado, pero gente de bien son los grupos o personas «justas», no «arbitrarias», es decir, personas responsables que tengan una posición frente a lo que sucede consigo mismo y con el entorno.
Así que ya pueden ir tomando nota, porque además el mismo diccionario advierte, en su tercera acepción, que gente con respecto a quien manda, es el conjunto de quienes dependen de él.
Revise el diccionario, señor presidente y sus eslóganes porque lo del gobierno de la gente solo hace referencia a los que dependen de usted y no a los ciudadanos que quiere que le voten.