Fueron las palabras del presidente del Gobierno en su discurso este martes ante sus diputados, senadores y eurodiputados en el Congreso, en la reunión con su grupo en este arranque del periodo de sesiones. Un semestre, como el anterior, sujeto a la incertidumbre por las tormentosas e inestables relaciones con Junts y pendiente de la negociación de los Presupuestos, si es que se llega a abrir. Pero el líder del socialista volvió a insistir en que culminará la legislatura, en que llegará a 2027, que hay que «mirar al frente con objetivos claros» y esforzarse en el diálogo con los grupos. «Es mejor sudar tinta para aprobar una ley que sudar tinta para explicar los cambios de posición de la coalición negacionista de medios neoliberales y también de la ultraderecha», les dijo a los suyos, en referencia al costoso pacto con los posconvergentes para reflotar parte del real decreto ley tumbado en enero y al sorpresivo giro del PP, que pasó de votarlo en contra —con Junts y Vox— a anunciar su apoyo. El segundo texto, el decreto ómnibus mutilado, será convalidado mañana miércoles por la Cámara baja.
«Las guerras comerciales en las que solo ganan unos pocos y las clases medias y trabajadoras siempre pierden —advirtió—. Nosotros no vamos a aceptar ese retroceso. Nosotros vamos a seguir apoyando el orden multilateral. Nosotros vamos a trabajar por la cooperación entre naciones, desde el respeto y desde el entendimiento». «Y quiero decirlo alto y claro, una guerra comercial no beneficiaría a nadie. Pero si otros la inician», dijo sin citar directamente al político republicano, «el Gobierno de España va a apoyar a la Unión Europea. Vamos a apoyar desde el Gobierno de España a la Unión Europea, porque vamos a apoyar los intereses europeos, que son los intereses de los españoles, de los trabajadores, de la industria española y también de las empresas españolas. Esto es lo que va a defender el Gobierno de España. Está por ver qué hará la ultraderecha y los neoliberales». Y es que la posición de Trump es incómoda para un PP que quiere pasar de puntillas y que tiene como aliado a un Vox entregado al mandatario americano.
Sánchez remarcó que defenderá la legalidad internacional y la preservación de los derechos humanos en todo el mundo: «En Ucrania, en el Sahel, pero también en Gaza». Y después de que Trump haya planteado, con la complicidad del primer ministro hebreo, Benjamin Netanyahu, hacer de la Franja un distópico resort turístico a orillas del Mediterráneo y echar de allí a los gazatíes, deportándolos a Jordania y a Egipto, el presidente del Gobierno reiteró que esa no es ni será nunca la solución: «Palestina para los palestinos, Israel para los israelíes». Es decir, mantiene viva su apuesta por los dos Estados. Su Ejecutivo defenderá, siguió, «seguir creyendo en los puentes, y no en los muros; en el diálogo, no en las bombas; en la ONU, y no en la lucha entre Estados», porque «una sociedad prospera a base de hacer amigos, no enemigos».
Por lo demás, Sánchez reiteró que no habrá adelanto electoral, que proseguirá su camino hasta el final de legislatura, por mucho que Alberto Núñez Feijóo reclame urnas. «Que ellos pidan elecciones, que nosotros vamos a seguir gobernando hasta 2027», le replicó. Para el jefe de los socialistas, la «mejor forma» de ganar a la «coalición» de la derecha del PP y la ultraderecha de Vox es «hacer lo que hay que hacer»: responder «con buena educación» y «de buenas maneras» a sus «insultos», confrontar los «avances sociales» del Ejecutivo con la «involución» que plantean. «Estamos a mitad del camino, hemos transformado España pero queda mucho por hacer. Es en mitad del maratón cuando hay que mirar al frente, no perder el objetivo y el horizonte y perseverar», animó a los parlamentarios socialistas.