La Agencia Europea de Ferrocarriles (ERA) ha hecho pública la homologación definitiva de los nuevos trenes de alta velocidad Avril diseñados y construidos por Talgo, que fueron adquiridos por Renfe para ampliar su flota y poner en marcha nuevas rutas.
La entrega de los trenes, que lleva un retraso de más de dos años, ha generado un conflicto entre la constructora y la operadora que reclama 116 millones de euros por los perjuicios derivados de esta demora.
En concreto, la ERA ha dado su visto bueno definitivo a uno de los dos modelos que encargó Renfe, los de la serie 106 de ancho de vía estándar (1.435 mm) que permiten circular por todas las vías de alta velocidad de Europa. Este modelo, del que se han construido 15 unidades, está dividido en dos subramas. La primera está conformada por 10 trenes para servicios AVE, que previsiblemente se destinarán a servicios Madrid-Barcelona y a la nueva ruta París-Lyon-Barcelona que quiere operar Renfe en Francia. La segunda cuenta con 5 unidades equipadas con más asientos para prestar servicios AVLO, la marca ‘low cost’ de la operadora pública.
Además, la ERA también ha confirmado la homologación, a falta de validación definitiva, de las otras 15 unidades del Talgo Avril de rodadura desplazable, que permitirá a Renfe prestar servicios Alvia a destinos que todavía no cuentan con infraestructura de alta velocidad, pero que sí cuentan con vías convencionales de ancho ibérico (1.668 mm).
Talgo es el principal constructor de Europa de trenes que pueden cambiar de ancho en pleno trayecto, y recibió el encargo de Renfe de diseñar 10 para servicios comerciales que previsiblemente irán a Galicia y el Corredor Mediterráneo; y otros 5 que se permitirán expandir los destinos de AVLO hacia el noroeste español o Asturias, entre otros destinos.
Con esta homologación definitiva, Talgo podrá cumplir su última previsión confirmada a Renfe, que señalaba noviembre como el mes en que comenzarían a entregarse las primeras unidades. Entonces, la operadora podrá arrancar las pruebas de formación de su personal, dejando para el primer trimestre de 2024 la fecha de puesta en marcha de los servicios comerciales con estos nuevos trenes.
A día de hoy, vendedor y comprador mantienen abierto su conflicto por el retraso en la entrega de estos trenes, después de que en el verano de 2022 Renfe anunciase la posibilidad de activar las cláusulas de penalización por incumplimiento en los plazos fijados en el contrato de compra. En concreto, la empresa pública aseguró que estas unidades debían haberse entregado en enero de 2021, causando un perjuicio a su operativa al no poder atender de forma adecuada el incremento de demanda derivado de las ampliaciones de la red de alta velocidad. Talgo alegó «causas exógenas» como «caídas en la producción e interferencias en la cadena de suministro» generadas por la Covid y la geopolítica, y en mayo de este año fijó los plazos definitivos para su entrega.
El contrato de compra asciende a 1.281,5 millones de euros, y la reclamación de Renfe se eleva hasta los 116 millones, el 9% del valor total. Ninguna de las dos partes se ha pronunciado públicamente respecto al estado de esta disputa. Este medio publicó en julio que Renfe contrató un peritaje externo para identificar los incumplimientos contractuales en los que habría incurrido Talgo, contrato que ha extendido hace unas semanas.