La maniobra consiste en sumar diversos conceptos, como la expectativa de incrementar los ingresos, generar un mayor flujo de caja, ahorro en el pago de dividendos, exprimir al máximo las sinergias, además de liquidar no sólo las filiales de Hispanoamérica pendientes de colocar, entre otras desinversiones, además de poner en el escaparate una gran cantidad de sus inmuebles en cartera. Con esta receta, la compañía estaría en condiciones de salir al mercado sin afectar su balance ni sus niveles de endeudamiento.
Nada de eso aparecía en el plan estratégico anunciado el pasado martes. Las razones esgrimidas por su presidente Murtra se reducían a : anunciaremos las adquisiciones cuando estén cerradas, no antes, para así no encarecerlas de forma innecesaria. Donde sí que incidió el primer ejecutivo de la teleco fue en el hecho de que no realizará compras que representen un riesgo para el balance.
Pero los movimientos son claros: por un lado, el recorte a la mitad del dividendo de 2026 permitirá a la teleco disponer de 938 millones de euros, frente al pago de 1.876 millones de euros de 2025. Los ahorros y sinergias reportarán a la teleco alrededor de otros 2.000 millones de euros, según estimaciones del mercado frente a los 2.300 millones de euros previstos para 2028 o los 3.000 millones de euros de 2030, según el plan estratégico.
La venta de filiales de Hispanoamérica ya ha reportado cerca de 2.000 millones de euros (Argentina, 1.200 millones; Ecuador, 380 millones; Uruguay, 389 millones; y Perú, 900.000 euros), a los que se añadirán otros 2.000 millones (Colombia, 400 millones; Chile, cerca de 1.100 millones, México, 520 millones), con la incógnita de la imprevisible valoración de Venezuela.
De acuerdo con las previsiones oficiales, el Flujo de Caja Libre (FCF) previsto por el grupo Telefónica para 2026 se sitúa entre los 2.900 y 3.000 millones, importe al que se descontaría entre el 40 y el 60% para el pago de dividendos. Con la mayor de las horquillas destinada a la retribución de los accionistas, restarían 1.160 millones para futuras inversiones de la compañía.
El capítulo de ventas de inmuebles resulta muy complicado de estimar, una vez que afecta a las más de 8.500 centrales de cobre ya en desuso. Gran parte de ellas se corresponde con pequeños locales o edificios, salpicados por toda la geografía española. No obstante, el icónico edificio de Gran Vía 28 podría tasarse en 250 millones, frente a los 880 millones de la venta de Distrito C una vez descontado el coste del alquiler de las mismas instalaciones.
No obstante, diversas fuentes del mercado esperan posibles ajustes en la plantilla de la teleco en España, que restarán recursos para inversiones.
De cualquier forma el monto está ahí y ronda la cifra mencionada
