«Especialmente en las condiciones actuales de elevada incertidumbre, es esencial seguir dependiendo de los datos y adoptar un enfoque de reunión por reunión a la hora de tomar decisiones de política monetaria, sin ningún compromiso previo con ninguna trayectoria futura concreta de los tipos», ha señalado durante un discurso en Bruselas.
Es más, Lane ha enfatizado que, además de observar cómo se están comportando realmente la actividad y la inflación, la dependencia de los datos también se extiende a los datos entrantes sobre la configuración de las políticas fuera del ámbito monetario, ya que los cambios en los regímenes de política internacional y nacional son muy relevantes para la dinámica futura de la inflación.
Así, ha afirmado que esta incertidumbre va más allá de la calibración de los nuevos regímenes arancelarios e «incluye la posibilidad de un conjunto más amplio de barreras no arancelarias, una interrelación más profunda de las políticas económicas y las políticas de seguridad y posibles revisiones del trato de los inversores extranjeros de cartera y de los inversores extranjeros directos». En cuanto a la evolución de los datos en los últimos meses, Lane ha comentado que se ha producido una notable caída de los precios de la energía y una apreciación sustancial del euro. «Estas fuerzas desempeñaron un papel importante en las proyecciones macroeconómicas de los expertos del Eurosistema de junio de 2025».
«Protegerse contra el riesgo de que las desviaciones temporales del objetivo se conviertan en desviaciones a más largo plazo fue un factor importante en nuestra decisión de junio de recortar los tipos en 25 puntos básicos». Por ello, cree que «al respaldar la presión sobre los precios necesaria para generar una inflación coherente con la meta a mediano plazo, este recorte ayuda a garantizar que la desviación negativa de la inflación proyectada para los próximos dieciocho meses siga siendo temporal y no se convierta en una desviación de la inflación a largo plazo con respecto a la meta».
En este sentido, Lane ha remarcado que el Consejo de Gobierno basa sus decisiones de política monetaria, incluida la evaluación de la proporcionalidad de sus decisiones y de los posibles efectos secundarios, en una evaluación integrada de todos los factores pertinentes. «Nuestra estrategia actualizada hace explícito que nuestras decisiones de política monetaria incorporan no solo la trayectoria más probable para la inflación y la economía, sino también los riesgos y la incertidumbre circundantes, incluso mediante el uso adecuado de análisis de escenarios y sensibilidad», ha concluido