Y es que su actuación responde a la de un feriante de antaño que, en lugar de recorrer pueblo tras pueblo, visita plato tras plato. Repitiendo en cada uno de ellos la misma historia como si no se viese, oyese y reprodujese lo ya dicho desde hace meses, cuando n se dice lo contrario de lo que se fijo como si lo blanco y lo negro fuesen la misma cosa y los espectadores, oyentes o lectores fuesen unos necios.
Y todo ello cuando todavía falta un mes para la votación definitiva de una historia que se invento el mismo para evitar el examen de sus propios compañeros, ese que lleva evitando meses y años y que nunca admitirá, aunque sus errores le lleven finalmente a una derrota electoral que le impida gobernar y vivir de los cuentos y momios que le proporciona el poder y en ese momento nos llevaremos las manos a la cabeza porque n os enteraremos de infinidad de acciones del presidente del Gobierno Sánchez que nos escandalizaran como esta sucediendo con la famosa carta de Marruecos sobre el Sahara.
No es el momento de pasar la cuenta, puesto que todavía faltan días para el examen pero mucho nos tememos que el día que se empiecen a conocer los modos de gobernar de don Pedro y sus trapicheos con unos y con otros nos daremos cuenta de lo que ha conllevado el estilo Sánchez, sus usos y costumbres, su forma de mandar y de gastar.
Pero para ello faltan cuatro semanas y eso si los populares son capaces de ganar unas elecciones en las que salvo las ganas de triunfar de unos y otros poco se puede aventurar. Las espadas están demasiado en alto y la balanza no se inclina para nadie. Al menos en estos momentos con miles y miles de indecisos que serán los que decidan, una vez más quien gobierna España.