El anuncio llega menos de 24 horas después de que Trump anunciara una exención, también de un mes, a los productos destinados a la industria del automóvil, una de las principales afectadas por los impuestos de Trump.
En un mensaje en la red social Truth, Trump ha dicho que «México no tendrá que pagar aranceles por los productos que cumplan con el USMCA», el acuerdo comercial entre EEUU, México y Canadá que él mismo renegoció en 2020. Aproximadamente la mitad del comercio entre los tres países cumple con ese pacto, a lo que hay que sumar otro 40% que estaba libre de impuestos incluso antes del USMCA. Según lo que diga el decreto, esto supondría retirar entre el 50% y el 90% de los aranceles impuestos hace apenas dos días.
El mensaje, sin embargo, no incluye a Canadá. Trump lleva unos días enzarzado en una batalla dialéctica contra el primer ministro saliente, Justin Trudeau, dentro de su campaña para anexionarse el país vecino. Esta misma mañana, el presidente de EEUU acusó a Trudeau de «querer alargarse en el poder» aprovechando la batalla comercial. Trudeau ya ha anunciado su dimisión y abandonará el cargo a principios de la próxima semana cuando su partido nombre a un nuevo líder y primer ministro, un hecho que probablemente sorprenderá a Trump.
Esta misma mañana, el secretario de Comercio, Howard Lutnick, había afirmado en una entrevista en la cadena CNBC que Trump «probablemente» diera una moratoria de un mes a los aranceles a México y Canadá. Los mercados ha rebotado tras esa promesa, pero han vuelto a caer después de que el país norteño no estuviera incluido en el anuncio del presidente.
Lutnick tiene que hacer un delicado equilibrio entre un presidente que cree que los aranceles indiscriminados son muy positivos, que enriquecerán EEUU y que está deseando imponerlos a diestro y siniestro; y todos los expertos en economía, empezando por las empresas afectadas, que entienden que la realidad es exactamente la contraria y que los aranceles solo causan daño económico.
En la entrevista, Lutnick ha dicho que espera que los aranceles «recíprocos» que Trump quiere imponer el 2 de abril reemplacen a los actuales del 25% a ambos países, y ha insistido en que su esperanza es que vayan bajando progresivamente según el resto de países respondan con recortes a sus propios aranceles. Una situación que parece demasiado bonita para ser verdad, especialmente cuando Trump ha dejado claro que su objetivo no es el libre comercio, sino el proteccionismo indiscriminado. Por el momento, las empresas celebrarán todos los pasos atrás que dé el presidente, como este, pero la incertidumbre y el caos de su política económica siguen siendo la mayor amenaza para la economía.