La mayor contribución a la tasa de inflación interanual de la zona del euro provino de alimentos, alcohol y tabaco (+3,10 puntos porcentuales, seguido de servicios (+2,02), bienes industriales no energéticos (+1,74 y energía (+1,64). En concreto, el precio de los alimentos frescos subió un 13,9%, mientras que la energía se moderó hasta el 13,7%. Los servicios se encarecieron un 4,8% y los bienes industriales no energéticos un 6,8%.
Dejando fuera del dato el impacto de la energía la tasa de inflación de la zona euro subió hasta el 7,8% en febrero.
Por países, en comparación con enero, la inflación anual cayó en 15 Estados miembros, se mantuvo estable en dos y aumentó en diez. Así, las tasas anuales más bajas se registraron en Luxemburgo (4,8%), Bélgica (5,4%) y España (6%). Por contra, las más altas tuvieron lugar en Hungría (25,8%), Letonia (20,1%) y Chequia (18,4%). En toda la Unión Europea (UE), la inflación nual fue del 9,9% en febrero, frente al 10% de enero, acumulando también cuatro meses a la baja.
Según el BCE la inflación se situará, en promedio, en el 5,3% en 2023, el 2,9% en 2024 y el 2,1% en 2025. Por su parte, la inflación subyacente seguirá presionando, colocándose de media en el 4,6% en 2023, para después descender al 2,5% en 2024 y al 2,2% en 2025.