En ese contexto, la no asistencia de Feijoo, que desde un principio se ha negado y ha exigido para cambiar de opinión la presencia de ERTC y Bildu, ¿Qué riesgos entraña?
Desde siempre se ha reconocido que la no asistencia a uno de estos pequeños shows en los que se convierte el circo electoral con infinidad de combates siempre puede suponer la perdida de algún que otro voto y mas si se produce a un par de día vista de las elecciones.
El tema es que, en esta ocasión, y tal como se ha preparado, como pequeña encerrona, los efectos son desconocidos, pero de lo que nadie duda es que los tres participantes van a ir a degüello contra el candidato popular, entre otras cosas porque para los tres, da lo mismo la ideología que defiendan, se trata del enemigo a batir. En efecto, por mucho que se quiera encubrir con todo tipo de argucias tanto Sánchez como Abacal, como Diaz deben de derrotar a Feijoo o de lo contrario su resultado ser nulo.
Sánchez, porque sino le gana o le impide gobernar, a estas alturas ya da lo mismo una cosa que otra será el gran perdedor y el sanchismo habrá alcanzado su meta final y todo el montaje de este modelo socialista-sanchista desaparecerá del espectro político.
Abascal porque si logra robarle unos cuantos miles de votos superara la caída de votantes y recuperara el prestigio que ante sus huestes pierde a borbotones al ver como su representación mengua a marchas forzadas y entra en la clasificación de los próximos a desaparecer tras Ciudadanos, Podemos y quizá Sumar.
Y de Diaz que se puede esperar, Pues un enfrentamiento típicamente asambleario con la líder comunista frente al mas duro de la derecha. Las chispas están garantizadas y esperemos que no llegue el incendio.
Así que lo más probable es que, Sánchez y Díaz van a actuar como si Abascal fuera el futuro vicepresidente de Feijóo; dando por sentado un gobierno de coalición entre el PP y Vox que Feijóo tratará de evitar si el resultado se lo permite. Por la otra, Abascal va a aprovechar su oportunidad para decirle al electorado que él es la única garantía de cambio ante un líder del PP que prefiere una abstención del PSOE antes que gobernar con Vox.
El problema es que la audiencia será muy baja, tanto por el medio, como por el hartazgo del personal y habrá que esperar a las valoraciones de periodistas y expertos que interpretaran lo que han visto y que probablemente no coincidirá con la opinión de simpatizantes, votantes definidos e indecisos, puesto que cada uno el domingo hará de su capa un sayo.