Ese podría ser el rápido resumen de las bodegas Nexus&Frontaura
una bodega familiar y artesanal, dirigida por Camino Pardo Álvarez, y fundada por su marido en los años 90, cuyos antepasados tuvieron viñedos en la zona zamorana desde 1840.
La esencia del origen de Bodegas Nexus&Frontaura se gestó en Toro, en esta tierra bañada por el río Duero con la belleza que deja a su paso a la que no cabe rendirse. Los antepasados de la familia, empiezan con las viñas apareciendo en los registros como “vinateros” de la zona. Es en 1999 cuando todo empieza a moverse ante unos vinos de calidad de viñedos propios en la Denominación de Origen Toro ya que la familia instala una moderna estación meteorológica en su finca, Pago de Valdelacasa. El uso de esta tecnología coloca a la bodega como una de las más vanguardistas de la Denominación de Origen Toro, pues es la única que cuenta con este sistema
Años después en 2008 el proyecto Nexus esta listo. La finca cuenta con 120 hectáreas en producción de la variedad autóctona Tempranillo. Bodega que combina arquitectura de vanguardia y una alta tecnología vitivinícola y cinco pagos de 40 hectáreas repartidos entre Piñel, Pesquera de Duero y La Horra. Y claro esta pocos años en 2015 la añada de Ribera del Duero es excelente y Nexus Crianza 2015 obtiene la doble medalla de oro en los premios Sakura Awards de Japón.
Y en toda esta historia es una mujer la que obrado “el milagro”- Camino Pardo es al que ha estado al pie del cañón en todos los momentos clave. Si bien sus inicios podrían parecer los de cualquiera, fue su determinación la que la llevó a revolucionar el panorama vinícola de la Ribera del Duero con Nexus y en Toro con Frontaura. No solo se dedicó a producir vino, sino que asumió el reto de reinterpretar lo que significa crear un vino.
En Nexus, Pardo toma las uvas de la Ribera y crea vinos que son un tributo al equilibrio y a la sutileza, algo que en su filosofía se traduce en un enfoque técnico casi quirúrgico, pero sin perder el alma del terruño.
Con Frontaura, en Toro, la fuerza de la Tinta de Toro encuentra en ella a su mejor embajadora, en versiones llenas de estructura, pero con esa elegancia tan difícil de lograr en una región conocida por su potencia.
Pardo, ha demostrado a lo largo de estos años que en este sector no basta con seguir reglas. Hay que tener la intuición para romperlas cuando es necesario, transformando las expectativas del vino español en el exterior, pero siempre fiel a sus raíces.
Cada vez que uno de sus vinos sale al mundo, lleva consigo un pedazo de la visión incansable y la voluntad férrea de una mujer que ha decidido, con maestría y sutileza, escribir su propia historia en el viñedo.
Para los que todavía no han descubierto sus vinos, la recomendación es que abran una botella de Nexus o Frontaura y se dejen sorprender. Pero no se equivoquen, tras cada sorbo, hay mucho más que un buen vino. Hay una historia, una dedicación, inteligencia y una enorme capacidad de soñar.
Con el calor los vinos rosados, con o sin hielo triunfan luciendo su especial color. Pardo, a la que le gustan las gamas de colores en sus propuestas de vinos nuevos, como sus experimentos con el naranja, interpreta el Rosé como un vino refrescante, ligero, se consume a baja temperatura y aporta esa chispa de fogosidad que nos hace disfrutar de las relaciones sociales, especialmente en verano. Fácil de digerir, apto para todos los paladares,
Los vinos rosados destacan por dos características: frescura y versatilidad, y tienen ese poder de seducción procedente de su ligereza, fructuosidad con agradable acidez que los hacen aptos para su consumo durante todo el año. No sorprende que, según las estadísticas en el mercado internacional, en los últimos años, se hayan puesto de moda entre los millennials y consumidores masculinos, dinamitando la idea de que el vino rosado es ‘algo femenino’.
La realidad es que a todo tipo de consumidores les gusta beber un buen vino a un precio razonable, con un grado de alcohol contenido, que resulte placentero desde el primer sorbo, fresco, y sea armónico, para acompañar nuestra gastronomía habitual.
Su peculiar color desde la paleta de colores que van del anaranjado, al salmón, hasta tonos más rosados como el pétalo de una rosa, es el resultado de la duración y de la temperatura durante el tiempo de maceración, como resultado del contacto entre el jugo y la piel de la uva.
Frontaura & Victoria Rosé con un 80% tempranillo, 15% syrah, 5% Verdejo, seduce con fragantes pétalos de rosa, chispeante frescura y coqueta acidez. Fresco, sutil, paso fácil y amable.
En la cata aparecen referencias a naranjas, fresas, melocotón, pétalos de rosas y lavanda. Estamos pues ante un vino rosado aromático, fresco y sutil que combina notas de fruta con flores de primavera, amelocotonado y con una ligera acidez. Su frescura es otra característica importante de este caldo.
De color rosa salmón ligeramente pálido, su paso por boca vivaz y fresco, con paso muy sabroso y finalmente floral.
Frontaura Rosé es perfecto para acompañar a casi cualquier plato fresco de la cocina mediterránea (arroces, mariscos, quesos suaves, parrilladas…). Su temperatura óptima de consumo está entre los 8º y 10º C.