La factoría sajona, de escala reducida, ha ensamblado menos de 200.000 vehículos desde 2002, una cifra que equivale a menos de la mitad de la producción anual de la planta central de VW en Wolfsburgo.
La decisión llega tras un año de fuertes tensiones laborales. Volkswagen trasladó en 2024 a los sindicatos alemanes su intención de cerrar tres plantas por el aumento de costes y la debilidad de la demanda, lo que habría supuesto las primeras clausuras en su país de origen. Tras duras negociaciones con los representantes de los trabajadores —presentes en el consejo de supervisión—, el grupo terminó por mantener abiertos los centros, a cambio de reducir la plantilla en Alemania mediante medidas voluntarias.
El apagado de la línea, que culmina este mes, afecta a una plantilla de 225 empleados.
