Pues lo de doña Bego, tres cuartas de los mismo. Tras resistirse una y otra vez a declarar como todo hijo de vecino que es reclamado por un juez, cuando al final su abogado ya entiende que no le va a quedar mas remedio que dar la cara ante su señoría. va y no para de poner pegas y la de hoy, seguro que no es la última, porque todavía quedan cuarenta y ocho horas para que acuda al juzgado y esto no acaba aquí.
De momento, el abogado, todo un ex ministro de Justicia, ahí es nada, ha pedido al juez que no se grabe su comparecencia como investigada del próximo viernes para evitar filtraciones dada su «relevancia pública». En su escrito argumenta que, «dado que es práctica habitual de los juzgados la grabación» de las declaraciones, solicita «que la grabación de la declaración no contenga la imagen de esta sino solo el sonido de su declaración». Para prevenir así, expone, «el uso que pudiera darse a estas imágenes dada la relevancia pública que tiene mi defendida». Esta práctica, asegura la defensa de Gómez, «suele ser habitual en distintos juzgados para evitar un uso inadecuado de las imágenes». Y es que, subraya, las mismas «son captadas a los solos efectos de la documentación de una diligencia judicial», pero «no deben ser utilizadas para ser difundidas en medios de comunicación pública». En definitiva, la defensa de la esposa del jefe del Ejecutivo reclama al instructor que «solo se proceda a la grabación del sonido de la declaración, pero no así a la imagen».
La realidad es otra muy distinta. El hecho de tener que acudir a declarar pone de manifiesto el elevado porcentaje de que la citada señora haya cometido algún tipo de equivocación en el desarrollo de sus actividades, aparentemente docentes, que sea constitutiva de algún pequeño delito sin mas importancia que, quizá tenga su origen en el desconocimiento de la realidad administrativa de la enseñanza universitaria, quizá también motivado por su escasa experiencia en este tipo de centro educativo.
El caso es que hasta ahora y si no hubiese sido por lo absurdo del proyecto personal de la señora de un presidente metida a no se sabe muy bien qué, pero desde luego no ha catedrática, para lo que evidentemente no parece reunir demasiadas condiciones profesionales, porque si así fuese hace años que se dedicaría a ello, e incluso habría presentado y defendido una tesis como Dios manda, y no como su marido hizo para cubrir su expediente y luego quedar en ridículo como un tramposo, todo esto suena a bastante trapicheo y solo conocemos la punta del iceberg.
Pero que nadie se preocupe, si doña Bego sufre algún acoso de los jueces, rápidamente, cual adalid de la dama molestada, aparecerá Conde Pumpido y arreglara el entuerto: “don Pedro su señora no tiene de que preocuparse, aquí estoy su adalid para lo que necesite”