Ese mismo año (último con estadísticas disponibles), España ostentaba la primera posición en el porcentaje de nacimientos de madres de 40 años o más sobre el total de nacimientos (10,7%), según constata el último Focus on Spanish Society, publicación editada por Funcas. El porcentaje español de nacimientos de madres de 40 años o más se halla próximo a los deotros países del sur de Europa, como Grecia (9,7%), Italia (8,7%) y Portugal (8,5%), pero duplica a los registrados en Francia (5,1%), Alemania (4,9%) o Suecia (4,6%). Los nacimientos de madres mayores son menos frecuentes en países de Europa del Este, como Rumanía o Lituania (3,3%), pero también en Países Bajos (3,8%) o Dinamarca (4%).
Por comunidades autónomas, el porcentaje más alto de nacimientos de madres de 40 o más años se registra en Galicia (14,4%), seguida de Asturias (12,4%), Madrid (12,3%) y Cantabria (12,2%). Las regiones meridionales, junto con Ceuta y Melilla, muestran porcentajes considerablemente inferiores, aunque siempre por encima del 8%.
En España, el porcentaje de nacimientos de madres de 40 años o más respecto al total de nacimientos ha aumentado constantemente desde 1993, cuando representaban el 1,8%. El intenso aumento de ese porcentaje desde mediados de los años 90 (que se ha multiplicado por seis entre 1993 y 2021) indica la tendencia al retraso de la maternidad, que en España ha acompañado a la caída de la fecundidad en las últimas décadas. Aunque en los años 70 un porcentaje relativamente alto de bebés nacidos de madres de 40 años o más (4,5%) coincidió con una tasa de fecundidad elevada (2,77 hijos por mujer en edad fértil frente a 1,19 en 2021), esos nacimientos fueron de hijos “tardíos”.
Nacidos a menudo en el seno de familias ya numerosas, esos hijos tardíos fueron descendiendo al mismo tiempo que lo hacía el porcentaje de madres de 40 años o más. El aumento de este último porcentaje en los últimos 30 años ya obedece a una pauta de fecundidad distinta: el diferimiento de la natalidad en familias con pocos hijos. Más gasto público en sanidad, pero menor satisfacción con el sistema sanitario En el contexto europeo, los españoles muestran un nivel de confianza considerablemente alto en el personal sanitario y médico que trabaja en el sistema sanitario español.
Según el Eurobarómetro de invierno 2022-23, casi nueve de cada diez encuestados (87%) confían en ellos, 11 puntos por encima de la media de la UE27. Sin embargo, estos datos coinciden con una preocupación creciente de la población española por el sistema sanitario. Así, las menciones a la sanidad han aumentado significativamente cuando se pregunta por los principales problemas del país. Por añadidura, los resultados de la primera oleada del Barómetro Sanitario de España sugieren una decreciente satisfacción de los ciudadanos con el funcionamiento del sistema de salud. Si en los barómetros sanitarios de los años previos a la pandemia la valoración media del funcionamiento de la sanidad oscilaba entre 6,6 y 6,7 en una escala de 1 («muy insatisfecho») a 10 («muy satisfecho»), en 2022 la media de satisfacción cayó a 6,29, y en febrero de 2023 (primera oleada) se situó en 6,14.
Estas muestras de descontento no están ligadas a recortes presupuestarios en la sanidad. Antes bien, la tasa de variación anual del gasto público (consolidado) en sanidad ha crecido en España desde 2014, superando (excepto en 2016, 2017 y 2021) el crecimiento del PIB. No obstante, el aumento del gasto en los últimos años no ha sido suficiente para absorber la creciente demanda de servicios sanitarios de calidad. Las manifestaciones y protestas del personal sanitario, así como de los beneficiarios de los servicios, ponen de manifiesto las dificultades para satisfacer a la población con los recursos disponibles, no sólo humanos y materiales, sino también organizativos.
Estas manifestaciones de protesta también se han dado en países de nuestro entorno. Una vez declarado el fin de la pandemia, las razones demográficas y la demanda social de más y mejores servicios sanitarios explican esta presión al alza sobre el gasto sanitario en la mayoría de los países de la Unión Europea.