«La debilidad global del sector manufacturero tampoco deja intacta a España», ha señalado de la Rubia, economista jefe de Hamburg Commercial Bank, para quien uno de los problemas de la industria española es el deterioro del sector en Francia, su socio comercial más importante, y la mayor caída de los pedidos del exterior.
De este modo, las fábricas españolas redujeron su producción en
mayo, señalando la primera contracción desde enero, mientras que siguieron demostrando cautela en sus compras, lo que permitió una nueva bajada de los stocks y un alivio de los plazos de entrega.
La combinación de unas condiciones de demanda débiles y una mejora sostenida en las condiciones de suministro ayudó a que los costes bajaran de nuevo en mayo, en gran medida gracias a la moderación de los precios de la energía y las materias primas, lo que permitió a las empresas trasladar las disminuciones a sus precios de venta, que se redujeron a la tasa más pronunciada desde agosto de 2020.
Por otro lado, los niveles de empleo en el sector manufacturero español aumentaron por cuarto mes consecutivo en mayo, aunque la tasa de contratación fue la más baja del periodo.