En total, se contabilizan en España 4.853.400 personas activas sénior que tienen trabajo o lo buscan, cuando hace una década representaban el 13%. En 2013 la cifra era de 3.002.300 personas, mientras que en 2003 la cifra era de 1.965.500, es decir, un 147% menos. En España se contabilizan 133 personas mayores de 64 años por cada 100 menores de 16 años, una proporción que, según la Fundación Adecco, está creciendo «a un ritmo desbocado» a tenor de una esperanza de vida en máximos históricos y una caída de la natalidad que sitúa a España como el segundo país de la UE con menor número de nacimientos.
Por comunidades autónomas, Castilla y León (24,9%), Asturias (23,7%) y País Vasco (23,1%) son las regiones con una mayor proporción de personas mayores de 55 años entre el total de la población activa, mientras que Baleares (18,8%), Murcia (18,9%) y Andalucía (19,1%) presentan los menores porcentajes.
Por provincias, Segovia (28,5%), Zamora (27,5%) y Lugo (27,3%) cuentan con el mayor número de sénior en activo en el total de su población edad de trabajar.
El informe recuerda que los baby boomers, la generación más numerosa de la historia, ya supera la franja de los 55 años y engrosa la proporción de personas sénior en nuestro país, una realidad que se consolidará en imparable tendencia. En el estudio se advierte de que la caída en picado de la natalidad y el aumento de la esperanza de vida ocasionan un envejecimiento de la población en cifras récord, que se traslada a una fuerza laboral que tiene una media de edad cada vez mayor. La Fundación Adecco alerta de que «vivimos en un invierno demográfico», lo que significa que el número de nacimientos es insuficiente para reemplazar a las personas que fallecen. Esto conduce a una disminución de la población y, por tanto, a una menor fuerza laboral disponible, además de otros efectos como una mayor presión sobre el sistema de la seguridad social».
A este respecto, subraya el informe, «uno de los temas más preocupantes es la falta de relevo generacional ante una población activa entre la que escasean los profesionales jóvenes». «A todo ello», se precisa en el estudio «se une el también incremento de la población inactiva sénior, que no ha dejado de crecer en la última década y especialmente tras el punto de inflexión de la pandemia, cuando no pocos trabajadores sénior se han visto abocados a la jubilación».»Ante esta realidad, urge potenciar el talento sénior como motor de competitividad, de modo que se desechen definitivamente los prejuicios negativos que relegan a los mayores de 55 años del mercado laboral. Su contribución y aporte es clave para la competitividad de las empresas y para la sostenibilidad del país, siendo fundamental ofrecer palancas de formación y reciclaje profesional», destaca Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.