Amazônia, comisariada y diseñada por Lélia Wanick Salgado, es una llamada de atención a través de la fotografía de la frágil situación en la que se encuentra esta región. La muestra llega a Madrid tras una gira que le ha llevado a París, Roma, Londres, Los Ángeles, Manchester, São Paulo, Río de Janeiro, Avignon, Zúrich y Milan, con 1,5 millones de visitantes. Este proyecto, organizado por La Fábrica y el Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa cuenta con Zurich como patrocinador principal y con Telefónica y Redeia, como patrocinadores.
La exposición inaugura la temporada expositiva del teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa. Esta muestra, que podrá verse entre el 13 de septiembre y el 14 de enero en la Sala de Exposiciones del centro es el fruto de siete años de trabajo del fotógrafo brasileño, premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1998 y premio de fotografía Rey de España en 1987.
La exposición es un viaje al corazón de la selva amazónica de la mano de Salgado, una declaración de amor a uno de los enclaves más importantes de nuestro planeta, de parte de uno de los fotógrafos más destacados de la historia contemporánea. Una exposición que muestra la belleza y grandiosidad de la región y que intenta ser una llamada de atención a través de la fotografía sobre la frágil situación en la que se encuentra esta región y la necesidad de conservar y proteger este pulmón fundamental de la tierra.
Sebastião Salgado recorrió en varias expediciones, a lo largo de siete años, la inmensidad de la selva amazónica retratando con su cámara, desde el cielo, el agua y a pie, la exuberancia de este entorno y poniendo rostro a los habitantes de la región. Así arrancaba un ambicioso proyecto fotográfico que, lejos de pararse en el horror de la devastación, muestra la incomparable belleza de esta región y subraya la importancia de preservar tanto el bosque como a sus habitantes.
A través de la muestra conoceremos en las diferentes secciones de Amazônia: la inmensidad de la selva amazónica desde el aire – “, una vasta alfombra verde decorada con las líneas serpenteantes y rizadas de ríos que se mueven lentamente” -; fenómenos naturales extraordinarios como el de los “ríos voladores” – que surgen de la succión de agua por parte de los 400.000 millones de árboles de la región, agua que liberan en forma de vapor a la atmósfera través de los poros de su follaje-; las Anavilhanas – el archipiélago de agua dulce más grande del mundo-; las impresionantes tormentas tropicales y esos cielos incomparables con sus imponentes formaciones de nubes; la cadena montañosa del Imerí – una de las más importantes de Brasil, con picos únicos, con laderas cubiertas por la selva tropical, como el Pico de la Neblina o el Pico Guimarães Rosa; y por supuesto el bosque, ese Paraíso Verde con sus imponentes árboles de ramajes exuberantes.
Junto a todas estas imágenes que nos desgranan los diferentes paisajes de la selva amazónica, Salgado nos presenta a algunos de los más de 310.000 indígenas que pueblan estas tierras. En varias piezas los líderes de las principales comunidades de la región cuentan su día a día, nos descubren su cultura y comparten los problemas a los que se enfrentan. Desde las comunidades residentes en el Territorio Indígena Xingu, la primera gran reserva indígena creada para proteger a varios grupos étnicos; a otros grupos como los Awá-Guajá, Zo’é, Suruwahá, Yawanawá, Marubo, Macuxi o Yanomami, entre otros. Junto con sus palabras, la muestra incluye potentes retratos de estas comunidades indígenas, que dan testimonio de su vida y costumbres.
La sala en penumbra y las imágenes de gran formato que concentran toda la iluminación, permiten que el visitante se sumerja en la exuberante vegetación y descubra, paseando entre las imágenes, el espíritu de la Amazonia y sus habitantes. La sala recrea, además, espacios que se asemejan a las viviendas indígenas conocidas como «ocas», donde se proyectan los videos con los testimonios de las comunidades indígenas.
La música y los sonidos son otro de los elementos fundamentales que contribuyen a hacer de Amazônia una experiencia que apela a todos los sentidos. El músico Jean-Michel Jarre ha creado una banda sonora para la exposición que se disfruta a lo largo de toda la visita. Suaves notas que nos remiten al susurro de los árboles, el canto de los pájaros y el sonido del agua. Para crear esta composición el músico se basó en sonidos reales de la selva amazónica, registrados por el Museo de Etnografía de Ginebra.
Todos estos factores contribuyen a crear una experiencia íntima que nos traslada a este maravilloso enclave natural que se muestra en todo su esplendor en el corazón de Madrid.
Amazônia llega también en formato editorial con un espectacular libro, editado por Taschen, con casi 600 páginas. Un volumen que como Sebastião Salgado y Lélia Wanick Salgado indican: “está dedicado a todos los pueblos indígenas de la región amazónica de Brasil. Celebra la supervivencia de sus culturas, costumbres y lenguas. Es también un homenaje a su papel de guardianes de la belleza, los recursos naturales y la biodiversidad de la selva tropical más extensa del planeta ante las incesantes amenazas del mundo exterior.”
La exposición llegará a Madrid tras una gira que la ha llevado a París, Roma, Londres, Manchester, Los Ángeles, São Paulo, Río de Janeiro, Avignon, Zúrich y Milan, con 1,5 millones de visitantes.
Como señalan Sebastião Salgado y Lélia Wanick Salgado: “Nuestro objetivo no es denunciar el horror de la devastación sino mostrar la incomparable belleza de esta región y subrayar la importancia de preservar tanto el bosque como a sus habitantes.”
Como otro de los hitos de la exposición Amazônia en Madrid, el Auditorio Nacional de Música acogerá el próximo 14 de octubre un concierto, en el que la música en directo estará acompañada por la proyección de las imágenes de Sebastião Salgado. El concierto, interpretado por la Orquesta Nacional de España, estará conducido por la directora de orquesta Simone Menezes y contará con la voz de la soprano Camila Provenzale.
El programa incluirá piezas de Philip Glass y Villa-Lobos, que también trabajó escuchando los sonidos de los cantos indígenas, la fauna y la naturaleza en el entorno de la selva amazónica.