Sobre el perfil demográfico de estos trabajadores cabe destacar que entre los encuestados hay mayor presencia de hombres que de mujeres (68,2% frente al 31,8%), que la gran mayoría tiene estudios universitarios (37,50% cuenta con una licenciatura, grado o diplomatura y otro 14,06% adicional cuenta con un máster o postgrado) y que 6 de cada 10 desempeñan su función en el sector Servicios, seguido de un 15,63% que lo hace en el tecnológico. Además, 3 de cada 4 encuestados no tienen personal a cargo, un 8,85% tiene un empleado, un 11,46% tiene entre 2 y 5 trabajadores contratados y el restante 4,69% dice tener más de 5 personas a su cargo.
Resulta relevante comprobar que el 65,10% de los autónomos consultados llegaron al autoempleo empujados por necesidad (el 70% en 2021), pero no motivados por un verdadero interés en trabajar de forma independiente. De hecho, más de 6 de cada 10 trabajaban antes como asalariados (65,63%) y reconocen que prefieren tener un empleo por cuenta ajena a tiempo completo porque creen que les aportaría más tranquilidad (60,42%). A pesar de esta poca predisposición a convertirse en autónomos, un 54,69% de los encuestados considera que es más feliz desde que trabaja por cuenta propia (cuatro puntos más que en 2021). Entre las principales ventajas que les aporta esta manera de trabajar, la mitad (50%) cita el ser su propio/a jefe/a, también la posibilidad de establecer sus propios horarios de trabajo (42,71%), trabajar en lo que más les gusta (33,85%), una mayor sensación de libertad (28,13%) así como la propia satisfacción personal y un mayor poder de decisión (ambas con un 20,31%). Solo el 7,81% habla de disfrutar de mayores ingresos (percepción que además se reduce con respecto a la anterior encuesta). Para poner en marcha su negocio, un 68,75% de los autónomos utilizó sus propios ahorros y capital propio. Mientras que un 27,60% recurrió a préstamos bancarios, el 22,40% de los consultados pidió dinero a familia y amigos, el 10,94% lo consiguió con ayudas y subvenciones, el 9,90% capitalizó su prestación de desempleo y solo un 2,08% contó con el apoyo de los conocidos business angels. De nuevo, la fórmula menos utilizada fue el crowdfunding o financiación colectiva. Solo un 1,04% adquirió el capital necesario por esta vía poco conocida todavía en nuestro país.
Contar con la experiencia profesional adecuada (30,73%) y un buen respaldo económico (26,56%) son los dos elementos que los freelances consideran más prioritarios para crear una empresa, junto a tener una buena idea empresarial (22,92%) y la formación adecuada (19,79%). Se conoce como TRADE a aquel trabajador por cuenta propia que realiza su actividad profesional para otra empresa de la que percibe al menos el 75% de sus ingresos, de ahí que se lo considere económicamente dependiente. En España, el 32,29% de los autónomos es TRADE y el 67,71% restante es, por tanto, independiente.
Como hemos visto, los freelances de nuestro país realizan su trabajo mayoritariamente en solitario (75%), bien desde su casa (45,31%) o desde un local alquilado (21,88%). Solo el 13,02% responde tener un local en propiedad. Sus jornadas laborales suelen ser intensas y sus descansos semanales escasos. El porcentaje más elevado, un 35,94% de los profesionales, trabaja seis días a la semana. Para el 32,81% la jornada de trabajo es de cinco días y un 26,56% confiesa que su labor se extiende a los siete días de la semana. Solo un 4,69% de los consultados dice trabajar menos de cinco días a la semana. Aunque entre los autónomos consultados un 82,81% no compatibiliza su actividad con otros empleos, el 13,02% dice realizar además trabajos por cuenta ajena a tiempo parcial e incluso un 4,17% los hace a jornada completa.
La alta fiscalidad (56,25%) y las elevadas cargas sociales y administrativas (52,08%) que deben soportar los freelances siguen ocupando un año más las primeras posiciones entre los principales problemas a los que deben hacer frente. Entre sus preocupaciones destacan también la competencia desleal que provoca la economía sumergida (24,48%), el actual contexto político-económico (21,88%), las dificultades para conseguir financiación (20,83%) y la de encontrar clientes (20,31%).
Con menor intensidad citan otros problemas como la caída en la demanda, un marco regulatorio demasiado cambiante, la falta de coberturas sociales o la morosidad. Solo el 2,08% de los consultados considera que no hay ningún problema demasiado grave.