El colchón de capital anticíclico es un instrumento macroprudencial cuyo objetivo es reforzar la solvencia del sistema financiero en las fases de crecimiento excesivo del crédito, que es cuando habitualmente se produce una acumulación de riesgos, suavizar las oscilaciones del ciclo crediticio y acumular colchones de capital en épocas de bonanza para poder utilizarlos cuando las condiciones se deterioran.
El Banco de España realiza un seguimiento regular del ciclo financiero a través del análisis de la evolución de diversos indicadores. Uno de los más relevantes es la ‘brecha de crédito-PIB’, que mide la desviación de la ratio de crédito al sector privado no financiero sobre el PIB respecto de su nivel tendencial.
Este indicador continúa en terreno negativo y con tendencia descendente, alejándose así del umbral de alerta, debido fundamentalmente al crecimiento de la actividad económica y, también, a la contracción del crédito iniciada a finales de 2022. El Banco de España espera que este descenso continúe en los próximos trimestres, pese a la «elevada incertidumbre». El Banco de España también se fija en otros indicadores macrofinancieros, que tampoco muestran señales de acumulación de vulnerabilidades sistémicas. Como la ratio de intensidad del crédito (variación anual sobre el PIB), que está en niveles negativos; la ratio de servicio de la deuda, que sigue una tendencia descendente pese a las subidas de tipos; y sigue el superávit de la balanza por cuenta corriente.
Pero avisa que la persistencia de las presiones inflacionarias y las tensiones geopolíticas pueden afectar a la evolución de la actividad económica durante lo que queda de 2023 y el comienzo de 2024.también respaldaría el mantener el CCA en el 0% con el objetivo de evitar potenciales efectos pro-cíclicos adversos. «En un entorno de materialización de estos riesgos, la moderación del crédito que supondría una eventual activación del CCA no contribuiría a reducir el nivel de riesgo sistémico, y, además, podría debilitar en mayor medida el crecimiento del PIB», argumenta.
El Banco de España señala que se están produciendo indicios de corrección en el mercado inmobiliario tras el aumento notable de precios de la vivienda en 2022. Los precios subieron el 3,6% en el segundo trimestre, frente al 8% de un año antes, y el 3,5% del primero de 2023. Sin embargo, se han observado recientemente señales de ralentización de esta moderación. En particular, el mencionado crecimiento interanual del 3,6% en el segundo trimestre de 2023 fue similar al 3,5% del trimestre anterior. Sigue habiendo algunas señales de sobrevaloración, pero son de magnitud «limitada e inferior» a las de otros países europeos, que sí que han activado medidas macroprudenciales.
El Banco de España destaca que las compraventas de viviendas han mostrado una disminución del 6,9% en términos interanuales, significativamente superior a la caída del 2,1% en el trimestre previo. El flujo de crédito nuevo para la compra de vivienda descendió en el segundo trimestre de 2023 un 26,3% con respecto al mismo trimestre de 2022. Y el saldo cae el 2,6%. Por su parte, el crédito destinado a actividades de construcción y promoción baja un 4% en el segundo trimestre de 2023. Por su parte, los tipos de interés de las hipotecas nuevas continuaron repuntando durante la primera mitad de 2023.
Pese a no activar el colchón anticíclico, el supervisor recomienda a los bancos destinar el incremento de los beneficios a aumentar su capacidad de resistencia y, de este modo, continuar desarrollando su función principal de proporcionar financiación a los hogares y empresas con proyectos viables.