La acción se desarrolla, como en otras ocasiones en Siglufördur, población al norte de la isla, que el autor bien conoce pues es el lugar originario de su familia. El inspector jefe de policía aparece malherido en una casa donde se sospecha que hay tráfico de drogas y se lo tienen que llevar a la capital donde morirá. Es un hecho insólito ya que el lugar y la isla en general aparece como un lugar de muy poca violencia y menos que se produzca el asesinato de un policía. Todo el relato va a insistir en la poca lógica de esta afirmación.
Desde un primer momento se acusa la urgencia de resolver el caso dada la característica del asesinato y se van dando pasos en distintas direcciones, pero sin llegar a ninguna prueba concluyente: se entrevista a la viuda y a un hijo adolescente que vive con ellos, se examina su historial profesional, se relacionan con otros personajes y a lo más que se llega es a descubrir una trama relacionada con el alcalde del lugar.
Paralelamente a la investigación, en la novela aparecen capítulos alternativos de un diario de un enfermo psiquiátrico que cuenta la evolución de su enfermedad y su historia familiar, pero aparentemente no se entiende su relación con el caso. Habrá que esperar hasta el final para comprender la conexión.
Una vez más como toda novela nórdica el ambiente entre las personas es muy desesperanzador, no hay lazos fuertes, ni lealtades, son planteamientos egoístas, las familias que aparecen son todas problemáticas y los mismos personajes son poco comunicativos y socialmente muy desarraigados. La violencia doméstica está muy presente en el relato paralelo del caso.
Se lee bien, pero hay que tener en cuenta las características señaladas y los mismos personajes, solo Ari Thor, también marcado por un drama familiar, es un persona entrañable, cariñoso, trabajador concienzudo, pero sufriente.
La verdad silenciada
Ragnar Jonasson
Seix Barral, (2023)
359 págs.