En este sentido, le ha atribuido durante una comparecencia ante la Comisión de Economía del Senado «un efecto transformador» del tejido productivo español y, en su opinión, ha permitido una mejora del 30% de la productividad por hora trabajada.
En su comparecencia ante la Cámara Alta, donde ha expuesto las líneas generales del trabajo de su Ministerio, que «el empleo ha crecido de forma notoria en aquellas ramas de mayor valor añadido y de mayor productividad». Las tecnologías de la información y la comunicación o las ramas asociadas a la I+D son algunos de los ejemplos citados por el ministro, quien ha insistido en que «el plan es una gran oportunidad», pero estos datos demuestran que «ya está siendo una realidad en su impacto en la economía española».
Sin embargo, ha reconocido que el Gobierno quiere seguir avanzando en la modernización de la economía y aumentar la productividad y la competitividad en un contexto internacional «cada vez más complejo». A su juicio, es clave que España se sitúe en los próximos años, «de manera competitiva y con liderazgo», en las principales industrias de futuro: aquellas que tienen que ver con la energía renovable, pero también con los principales elementos de la revolución tecnológica, como las baterías de los coches eléctricos, los microchips o la inteligencia artificial.
Cuerpo ha recordado la creación del Consejo de Productividad, una institución con independencia funcional cuyo objetivo principal es «identificar las barreras a la productividad» y las barreras «al crecimiento de las pymes». Este último es «uno de los grandes retos que tenemos para aumentar la productividad», ha reconocido el ministro, quien ha hecho hincapié en que las empresas de mayor tamaño son más productivas y más competitivas, «acceden mejor a los mercados internacionales» y «pueden permitirse pagar mejores salarios», algo que atrae «mayor talento».