El fabricante español, inmerso en la opa lanzada por el grupo húngaro Ganz-MaVag (Magyar Vagon), ha iniciado conversaciones con el ejecutivo búlgaro para cautivarles con su propuesta y persuadirles de que convoquen un nuevo concurso público tras la renuncia de la compañía china CRRC. Esta firma salió del proceso de licitación pese a presentar una oferta un 50% más barata que la española, una vez Bruselas le abrió una investigación por recibir ayudas estatales.
Antes de que se diera a conocer la resolución de la Comisión Europea respecto al posible incumplimiento del Reglamento de Subvenciones Extranjeras por parte de su competidor chino, y en un movimiento sin precedentes, Talgo desveló la oferta presentada al gobierno búlgaro. Los 625 millones de euros en los que valoró el pedido son superiores a los 615 millones presupuestados por el ejecutivo del este de Europa, pero Talgo confía en convencer a los funcionarios públicos garantizando su diseño y fabricación en suelo europeo, un pedido que en caso de adjudicarse, podría acabar fabricándose en Hungría si el Gobierno da su visto bueno a la opa de Magyar Vagon.
La propuesta enviada a Bulgaria se basa en la misma plataforma tecnológica que dispondrán los trenes que han sido adquiridos por dos gigantes como la alemana Deutsche Bahn (DB) y la danesa Danske Statsbaner (DSB), pero con un diseño adaptado a las vías búlgaras. En concreto, el modelo Intercity BG ofrecerá composiciones de 390 asientos y trenes accesibles adaptados a la altura de los andenes de su infraestructura (760 mm de altura). Podrán alcanzar los 200 kilómetros por hora y están preparados para convertirse en trenes de muy alta velocidad si fuera necesario. Los trenes serán interoperables en toda la Unión Europea y permitirán operar en países vecinos. Basados en una configuración push-pull, contarán con una única locomotora para traccionar el tren, los coches de pasajeros y ‘coche cabina’ (cab-car) en el extremo opuesto, evitando tener que maniobrar con una locomotora.