Pues bien, en esta democracia española, tan peculiar ella desde que la ,maneja el susodicho resulta que además de no dimitir nadie el culpable es según toda una batería de ministros, chupatintas y desgarramantas, solo una parte de los que han votado en su contra, que además lo habrían hecho de todas formas, y los únicos buenos da la película son los que han intentado engañar a millones de españoles y el grupo que ha abandonado, momentáneamente, la coalición de Gobierno para votar que no al decretito de marras.
Toda una locura
Lo mas curios del caso es que ese gobierno derrotado y ridiculizado por un prófugo insistía este lunes en no trocear el ‘real decreto ley ómnibus’, aunque ve «poco previsible» que este martes se apruebe en Consejo de Ministros, pese a la petición de la vicepresidenta Díaz, quien urge a sacar adelante la medida.
Y es que desde Moncloa buscan no trocear este decreto porque se trata de echarse un pulso con la oposición y se muestran sorprendidos porque Junts «ya dio su visto bueno al texto en diciembre».
Y efectivamente así fue, el problema es que las circunstancias han cambiado por la negativa de Sánchez a la moción de confianza que también solicitó el independentista en aquellas fechas, y todo ello sin olvidarnos de la compleja situación del prófugo con la aplicación de la Ley de Amnistía y el hecho de que Puigdemont no pueda volver a España.
A todo esto los ministros insisten una y otra vez en que «este Gobierno ha cumplido, cumple y cumplirá con la palabra dada», el problema es que nadie les cree, porque a estas alturas de la Legislatura han mentido en tantas cosas y tantas veces que resulta imposible creerse nada de lo que dicen porque incluso han prometido uno y su contrario para salvar la poltrona de La Moncloa en abundantes ocasiones.
Ahora salen con es os de buscar votos debajo de las piedras hy a mas de uno se troncha de risa porque que se sepa los votos están en el Congreso y no en el campo y además tienen nombre apellido y pertenecen a unas siglas, así que habrá que buscarlos en los despachos del Congreso o en las sedes de los partidos correspondientes.
Así que la chulería de Sánchez terminara con un pago a Puigdemont del que se desconoce, de momento cuantía.