Acaba de renovar sus máximos históricos por encima de los 3.600 dólares por onza, y cotiza cerca de los 3.575. Ha vivido un subidón espectacular en un 2025 extraordinario para la renta variable, pero también plagado de temores y dudas. La guerra arancelaria emprendida porTrump y el riesgo de recesión han hecho mella en los mercados. Sin ser un momento de pánico, los inversores se han tirado al oro, activo refugio por excelencia, como hacía mucho que no lo hacían. Hasta el punto de que 2025 va camino de convertirse en el mejor año para el metal precioso desde 1979.
Si 2025 finalizase hoy, esa subida del 35% sería la más pronunciada para el oro en 46 años. No supera la de 1979, cuando la materia prima se revalorizó un 136%. Las mayores alzas desde entonces han sido el 31% registrado en 2007 (cuando se gestaba la gran crisis financiera mundial); el 30% de 2010 (con la crisis de la deuda soberana europea en ciernes); y el 27% de revalorización del pasado año 2024 (con el impulso de factores como la política monetaria y la debilidad del dólar).
Está por ver qué sucede con el oro de aquí a final de año, pero los analistas que han revisado en el último mes sus estimaciones para la onza la ven, de media, en los 3.429 dólares a cierre de 2025. Eso implicaría una subida del 30% en el ejercicio, con lo que éste aún sería el mejor desde 2008. Agosto ha sido especialmente positivo para esta materia prima, que subió un 5,9%. No repuntaba tanto desde abril, el mes en el que Trump mostró al mundo aquel cartel con sus aranceles planetarios. Esta vez, el oro también ha contado con la ayuda del presidente de EEUU. «En agosto, el oro superó a todas las demás clases de activos gracias a los renovados ataques del presidente Trump a la independencia de la Fed», explica Claudio Wewel, estratega de divisas en J. Safra Sarasin Sustainable AM. Se refiere al intento del presidente de destituir a la gobernadora Lisa Cook bajo acusaciones de fraude hipotecario, decisión que ella ha recurrido.
El mes se cerró, por si eso fuera poco, con la noticia de que un tribunal de EEUU había dictaminado que la mayoría de los aranceles globales de Trump son ilegales, lo que añadía nuevas incertidumbres.