La historia de los calçots es la historia de un rumor, de una incógnita que rodea su origen y que ha dado lugar a diferentes hipótesis. Aunque, como la mayor parte de las tradiciones folclóricas, el relato que cobra mayor importancia es el que cuenta que su origen está en el descuido de un campesino, al que esta cebolleta alargada se le quemó a la brasa, y en lugar de tirarla, decidió pelarla,
Así pudo descubrir su interior, su un tierno corazón lleno de sabor, y que comn el tiempo se ha convertido y es la base de las fiestas populares en Cataluña, donde las calçotadas son el centro de muchos festejos.
Sea como fuere, cocinados con las brasas de una parrilla y acompañados de salsa romesco, los calçots han tomado relevancia en los últimos años como gran exponente de la gastronomía catalana, que traslada su receta original a todos los rincones de los restaurantes madrileños.
Es el caso de la Parrilla de Arganda, donde, durante la temporada de calçots, que termina en abril, ofrecerán una fuente perfecta para dos personas de estas cebolletas cocinadas a las brasas de su parrilla por 16 euros. Desde ya mismo, y hasta terminar existencias, en este restaurante madrileño hay vía libre para comer con las manos y disfrutar de este plato tradicional catalán.