Esto convierte a la sequía de la actual campaña en el mayor siniestro en la historia del seguro agrario, al superar los 210 millones afrontados por la de 2012 (la más grave hasta ahora), o los 220 millones pagados en 2022 solo por la helada sufrida a comienzos de abril.
La superficie siniestrada alcanzará holgadamente los 1,5 millones de hectáreas, las dos terceras partes del total asegurado. La evaluación de daños se realizará de manera paralela y coordinada a los trabajos de recolección, que arrancarán a mediados de mayo en las zonas productoras más tempranas y finalizarán a finales de julio en las más tardías.
La campaña 2022-2023 de cultivos herbáceos comenzó con un otoño y un inicio del invierno extremadamente cálidos, con anomalías térmicas en todo el territorio nacional y una ausencia de precipitaciones muy acusada durante octubre y noviembre. Aunque diciembre fue muy húmedo, prácticamente no se han registrado precipitaciones durante el primer cuatrimestre de este año. Estas condiciones han provocado que las siembras más tempranas (octubre-noviembre) hayan tenido un desarrollo muy acelerado, consecuencia del invierno relativamente suave y las precipitaciones de diciembre y, sin embargo, se encuentren ahora en estados fenológicos de máximas necesidades, sin reservas hídricas y con evidencias de marchitez irreversible en regiones como Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Cataluña y Aragón. En Castilla y León, donde las precipitaciones invernales fueron algo mayores, aún existe una mínima reserva de agua en el suelo en algunas comarcas, aunque ya se aprecian síntomas de sequía en gran parte del territorio.
Agroseguro recuerda que el riesgo de sequía está incluido dentro del seguro agrario para los cultivos de secano, principalmente los herbáceos (cereales de invierno, leguminosas, colza y girasol), pero también otras producciones, como uva de vino, olivar, remolacha de secano, almendro y avellano. El período de recurrencia (repetición) de las sequías se ha reducido en los últimos años: mientras que en décadas anteriores estaba entre siete y diez años (1995, 2005, 2012), en la actual el plazo es mucho menor (2017, 2019, 2022, 2023). Hasta ahora, y en términos de indemnizaciones del seguro agrario, las sequías de 2012 y 2017 eran las que habían generado mayores pagos a los agricultores asegurados, con 210 y 190 millones de euros, respectivamente.
El año 2022 resultó desigual, con fuertes periodos de altas temperaturas, golpes de calor y ausencia de precipitaciones, aunque la presencia de lluvias puntuales en marzo y abril redujo el impacto de la sequía. Aun así, Agroseguro abonó 117 millones a los productores asegurados.