El Banco de Rusia ha decidido mantener estable el tipo de interés de referencia en el 7,50% y ha advertido de su disposición a subir la tasa si aumentan los riesgos inflacionarios, mientras que calcula que la economía rusa sufrió una contracción del 2,50% en 2022, una recesión menos intensa de lo esperado previamente por la institución, que no cierra la puerta a que el PIB vuelta a expandirse este mismo año.
En este sentido, la entidad ha destacado que los datos operativos a finales de 2022 y principios de 2023 indican que la dinámica de la actividad comercial y de consumo, así como el comercio exterior, son mejores que lo anticipado el pasado mes de octubre, cuando pronosticó una caída del PIB del 3% al 3,5% en 2022 y de entre el 4% y el 1% en 2023.
Sin embargo, «teniendo en cuenta la reestructuración en curso de la economía rusa en el escenario de referencia», el Banco de Rusia ahora prevé que la tasa de crecimiento del PIB oscilará este año entre una contracción del 1% y una expansión del 1%, mientras que para 2024 confía en un crecimiento de entre el 0,5% y el 2,5% y del 1,5% al 2,5% en 2025.
A finales de enero, el Fondo Monetario Internacional (FMI) revisó sustancialmente al alza sus proyecciones para Rusia, que crecerá este año un 0,3%, cuando anteriormente anticipaba una contracción del 2,3%, mientras que en 2024 lo hará un 2,1%, frente al 1,5% proyectado en octubre por la institución internacional.
Por otro lado, el Banco de Rusia ha advertido de que, en la etapa actual, las posibilidades de expandir la producción en la economía rusa «están limitadas en gran medida por el estado del mercado laboral», donde el desempleo se mantiene cerca de mínimos históricos. «En el contexto de los efectos de la movilización parcial y un aumento general en la demanda de mano de obra de las empresas, la escasez de trabajadores está aumentando en muchas industrias», apunta la entidad, señalando que, bajo estas condiciones, el crecimiento de la productividad laboral puede quedar rezagado con respecto al crecimiento de los salarios reales.
Asimismo, el banco central ruso ha advertido de que, en el contexto de una dinámica económica mejor de lo previsto y, a pesar de la cautela en la población, hay señales de una recuperación en la actividad del consumidor, advirtiendo de que, junto con la ejecución acelerada de los gastos presupuestarios, el empeoramiento de las condiciones del comercio exterior y el estado del mercado laboral «aumentan los riesgos proinflacionarios». «Si aumentan los riesgos proinflacionarios, el Banco de Rusia evaluará la conveniencia de subir la tasa clave en las próximas reuniones», ha afirmado al señalar que el ritmo de subida de los precios está acelerándose desde principios de 2023.
Según la previsión del Banco de Rusia, teniendo en cuenta la política monetaria actual, la inflación anual será del 5% al 7% en 2023 y volverá al 4% en 2024. Al 6 de febrero, la inflación anual se estimó en 11,8% después de 11,9% en diciembre de 2022. A este respecto, ha atribuido en parte el aumento de las presiones inflacionarias a componentes volátiles como los precios de frutas y verduras, así como al debilitamiento del rublo observado a finales de 2022.