La tasa que excluye de su cómputo la energía y los alimentos no elaborados «va a ser más estable en su comportamiento» por lo que asegura que el BCE tiene puesto en ella su foco. Ese alza de la subyacente tiene que ver, entre otras cosas, con que el banco central proyecta una subida de los salarios este año por encima del 5% para el conjunto de la región. «Llevaremos los tipos de interés al nivel que sea compatible» para reducir la inflación a ese nivel del 2% simétrico a medio plazo que tiene el BCE, ha apuntado el que fuera ministro de Economía en un acto en el Colegio Universitario de Estudios Financieros (CUNEF). La entidad, ha incidido, garantizará que esa convergencia hacia el 2% de IPC se produce de forma «estable» y ha recordado que el giro de la política monetaria está produciendo efectos en forma de endurecimiento de las condiciones de financiación y de reducción de la demanda.
«Subiremos 0,50 en marzo (los tipos oficiales) y posteriormente iremos viendo los datos», sobre todo cuando se haga público el dato definitivo y el agregado de la inflación y se conozca cómo queda la subyacente. El banco central estará atento a lo que pasa con los precios de los servicios y de los bienes industriales no energéticos. Simultáneamente, la entidad irá ajustando el tamaño de su balance. «Intentamos evitar que haya un desanclaje de las expectativas de inflación en el mercado» para tratar de que no se produzca una espiral precios-salarios, ha zanjado, insistiendo en que la entidad tiene que ser convincente a la hora de dejar claro a los mercados financieros de que BCE va a ser capaz de llevar inflación al 2%.
Preguntado por los alumnos sobre el recorrido al alza del precio del dinero ha sido tajante: «Creo que en los próximos 3, 4, 5 años no volveremos a los tipos negativos», dado que esa era una situación excepcional (la que se mantuvo la década posterior a la crisis financiera con el precio del euro en mínimos históricos) y ahora hay un exceso de inflación. Por otro lado, ha incidido en que las medidas de los Gobiernos contra el choque energético han reducido cerca de un punto de media la inflación, si bien su impacto será algo inferior en 2023. Además, ha recordado que son temporales por definición, por lo que en 2024 0 2025 podrían tener efecto en sentido contrario una vez que se eliminen. Así, ha reclamado a la política fiscal que juegue su papel para que no ponga palos en la rueda de la política monetaria.
Sobre la traslación del alza de tipos a la remuneración de los depósitos, de Guindos ha apuntado a que ese proceso es parte de la normalización monetaria que está teniendo lugar y se ha mostrado «convencido de que en las próximas semanas y meses la remuneración de los depósitos se irá produciendo». Además, ha explicado que el hecho de que hasta ahora los bancos apenas estén avanzando en ese sentido no es por un problema de falta de competencia, sino porque «hay muchísima liquidez en los mercados y los bancos no necesitan competir por los depósitos». Sin embargo, la presión de otros productos también favorecerá este proceso.
También sobre el sector, el vicepresidente del BCE ha defendido que la banca europea no es actualmente una fuente de riesgo o de vulnerabilidad para la estabilidad financiera, dado que ni se ha producido una burbuja de crédito como en el pasado ni ha habido una evolución disparada del inmobiliario y los niveles de liquidez también son diferentes a los de la pasada crisis. «Creo que el principal riesgo se puede producir en fondos de inversión de alto riesgo o hedge funds», ha sentenciado.
El vicepresidente del BCE ha apuntado a que en el primer trimestre de este año la Eurozona tendrá en conjunto un crecimiento positivo, por lo que se «desvanece» la posibilidad de una recesión técnica, gracias a la caída importante de los precios de la energía, sobre todo del gas, que era una especie de impuesto sobrevenido. Además, el emisor constata que se han relajado los cuellos de botella que afectaban al comercio mundial, los indicadores de confianza han mejorado; y los países de la región se han encontrado con la grata sorpresa del empleo, que ha aguantado.