En febrero, el empleo aceleró ligeramente en tasa interanual, hasta el 2,4%; una décima más que la tasa de enero; aunque muy lejos ya del 4,5% de febrero de 2022, cuando el mercado laboral se recuperaba aún de la pandemia iniciada dos años atrás. El empleo femenino, según los últimos datos de afiliación media, creció en febrero netamente por encima de la de los hombres; con un incremento anual de afiliadas a la Seguridad Social del 2,8%; frente al 2,1% de sus compañeros varones.
En cambio, el mayor incremento del empleo femenino durante el último año es compatible con un descenso del paro menos acusado entre las mujeres. Así, el descenso del paro femenino en el último año afectó a unas 96.500 mujeres, el 5,2% del total de paradas registradas; menor que entre los hombres, de los cuales unos 104.000 borraron su nombre en el último año de las listas del desempleo, el 8,2% del total.
De hecho, en febrero, el paro solo subió entre las mujeres respecto al mes anterior, con 4.100 paradas más; en tanto que unos 1.500 hombres salían del desempleo. En conjunto, el paro subió en febrero en 2.600 personas, lo que sitúa la cifra total de parados por encima de los 2,9 millones de personas en el desempleo, a los que hay que sumar otras 200.000 personas no ocupadas demandantes de empleo, y casi 310.000 más con disponibilidad limitada.
Tanto los empresarios como los sindicatos han destacado el buen comportamiento del empleo durante el mes de febrero, tras conocer la pasada semana los datos de afiliación y desempleo.
Sin embargo, los empresarios pusieron el acento en el cierre de más de 16.700 empresas el pasado mes de enero y en la pérdida de otros tanto autónomos, y aun más, durante los dos primeros meses del año; una situación Por su parte, los sindicatos subrayaron la mejora de la estabilidad en el empleo de los nuevos contratos que se firman tras la última reforma laboral. Y achacaron la fortaleza del consumo a este descenso de la temporalidad, que ha permitido, sostienen, mantener en marcha la economía incluso en la difícil coyuntura, marcada por la inflación y la guerra en Ucrania.
Una caída de la temporalidad que se ha dejado sentir especialmente entre las mujeres y los jóvenes, según destacó la empresarial CEOE, con una descenso en el caso de la temporalidad juvenil del 53% al 22% desde la entrada en vigor de la reforma laboral; en tanto que la tasa general de temporalidad ha caído al 14%.