Ante esta situación, la Asociación Empresarial Eólica (AEE) y el Foro Eólico Marino han advertido que «no podemos permitirnos más demoras». Según las dos organizaciones, que agrupan a más de 600 entidades, «no se conocen razones objetivas que justifiquen el actual retraso en la tramitación de la normativa pendiente».
El director general de AEE, Márquez, ha recordado que «España tiene todo para estar en el pódium de líderes de la eólica marina flotante en Europa: industria, infraestructuras, capacidades tecnológicas y zonas aptas identificadas en los POEM». Sin embargo, advirtió de que si no se actúa con rapidez «relegaremos a nuestro país a ser un comprador dependiente de la tecnología que fabricarán otros, sin capacidad de ocupar el hueco industrial y de valor añadido que nos corresponde».
Mientras tanto, el ritmo de los países vecinos no se detiene. Portugal ha anunciado que definirá su modelo de subasta «en las próximas semanas», Francia ha adjudicado ya su primer concurso en el Mediterráneo y prepara cinco parques eólicos marinos más en el Golfo de Vizcaya, con un total de 340 aerogeneradores. Marruecos, por su parte, ha presentado un proyecto de 1.000 MW en la costa atlántica con horizonte 2029.
Desde el Ministerio para la Transición Ecológica se ha lanzado recientemente el programa Port-Eolmar, enmarcado en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Con más de 160 millones de euros, estas ayudas pretenden adaptar las infraestructuras portuarias de interés general para la fabricación, montaje y mantenimiento de parques eólicos marinos. Según explicó el propio departamento, el objetivo es «reforzar la autonomía estratégica española y europea en la cadena de valor de renovables marinas».
La iniciativa, gestionada por el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE), prevé subvencionar proyectos logísticos en puertos de Galicia, Canarias y el Mediterráneo, siempre que vayan ligados a inversiones privadas de calado. El movimiento se interpreta como un primer paso para preparar el terreno, aunque el sector advierte que de poco sirve sin una hoja de ruta clara de subastas que garantice mercado local.
En Galicia, donde se concentra el 45 % de la superficie disponible en España para esta tecnología, las empresas reclaman al Ejecutivo un mayor compromiso. El secretario general de Asime, Mallón, advirtió hace unas semanas en Coruña que «estamos perdiendo un tren industrial, de desarrollo económico y tecnológico». Según sus cálculos, la comunidad ya genera 3.000 empleos directos vinculados a la eólica marina, pero la cifra podría crecer hasta 15.000 en diez años con los primeros parques flotantes. Mallón insistió en que el «Gobierno de España debe esforzarse mucho más» para aprobar cuanto antes la normativa necesaria y advirtió de que «se pierden inversores». También subrayó la necesidad de compatibilizar el despliegue con sectores tradicionales como la pesca, que siguen siendo clave en la economía gallega.
El sector apunta a Canarias como el lugar idóneo para iniciar el despliegue en España. «La primera subasta piloto no debe esperar más y por lógica debería convocarse en Canarias», señala la AEE. El archipiélago cuenta con recursos de viento abundantes, costes de generación eléctrica más elevados que en la península y una cadena logística consolidada.
En paralelo, el Gobierno autonómico ha intensificado su estrategia para posicionarse como referente en eólica flotante. Una delegación oficial viajó recientemente al parque marino danés de Middelgrunden, considerado un ejemplo por su integración con el turismo y la pesca. La viceconsejera Julieta Schallenberg explicó que el objetivo era «observar una instalación real, evaluar las condiciones técnicas, los impactos sobre el entorno y, sobre todo, cómo se ha gestionado la aceptación social del proyecto».
El retraso no solo pone en riesgo la posición de España en el ranking tecnológico, sino que compromete un potencial económico considerable. Según AEE, la falta de avances podría costar más de 7.500 empleos en zonas costeras y dejar sin sumar más de 2.000 millones de euros anuales al PIB. Nuestro país ha sido hasta ahora referencia en la construcción de componentes para eólica marina –exportados en su totalidad– y en el desarrollo de prototipos flotantes, donde ocupa el liderazgo mundial. Pero, como advierte Márquez, «todo esto tendrá un recorrido limitado si no disponemos de un mínimo mercado local enfocado a la flotante».
AEE y el Foro Eólico Marino insisten en que la clave es marcar una hoja de ruta clara y con fechas. «Solicitamos que el Ministerio publique la consulta pública de la orden ministerial para la primera subasta de eólica marina, junto con un calendario de hitos claros, incluyendo la planificación de las siguientes órdenes ministeriales y convocatorias».