Y es que la realidad no parece estar muy lejos de eso, por qué. resulta incomprensible que ni un solo ministro de los veintitantos que pandorguean por los ministerios de nuestra capital haya sido designado para acompañar al rey en un viaje oficial como este que se ha iniciado hoy a los Países Bálticos, como si tuviesen u a de esas agendas repletas de actos y mas actos, cuando la realidad es que mas bien, nuestros ministros lo que hace es perder el tiempo y gastar el dinero de los contribuyentes en tonterías y banalidades.
Pues ahí lo tenemos el Rey sin ministro acompañante y en un exceso de celo le mandan a la ministra de Defensa para que de la cara nate los militares que va a visitar el rey, porque están destacados en esos países y, que claro si ven a Felipe VI solo sin nadie del Gobierno a su lado, pueden organizar una gorda y dejar al Gobierno en el sitio que le corresponde, que no esta muy lejos e las letrinas por utilizar la terminología castrense.
Luego nos extraña que día tras día la presencia española en los foros, círculos y ambientes internacionales sea cada vez menor y que nuestros diplomáticos se enfrentan a un desprestigio mayor de España allá por donde pisan.
Lo extraño es que nos reciban, porque ya todo el mundo es consciente de que el gobierno español ha caído en esa frívola y ridícula diplomacia bananera en la que la inconsistencia y la falta de fiabilidad se hacen con los mandos diplomáticos y se acaba por hacer el ridículo mas espantoso.
Albares y Sánchez o Sánchez y Albares han destrozado cuarenta años de trabajo bien hecho que costara mucho esfuerzo recuperar y menos mal otra vez, que España cuenta con la institución monárquica, de no ser por ella a estas alturas seriamos menos que un cero a la izquierda en el contexto internacional, por mucho que le jefe del Ejecutivo hable ingles y presuma de guapura. Esas cosas se agitan al primer cuarto de hora y luego viene la fura y cruda realidad.