En esta ocasión, la jornada ha estado dedicada a la relación entre gobierno y energía, y han tenido la oportunidad de compartir sus opiniones sobre cómo, en función de cada gobernante o política, varía la forma de afrontar la transición energética.
Stiglitz se ha referido a las grandes diferencias en las políticas en función de quién gane las próximas elecciones en Estados Unidos y su punto de vista sobre qué tiene que hacer Europa. Así, el Premio Nobel ha puesto de manifiesto el escepticismo de Trump frente al cambio climático, que incluso rechaza y niega, lo que supone una postura muy difícil de asumir para los propios ciudadanos y Europa.
Para Stiglitz, “el cambio climático es un problema mundial y, mientras que Trump no cree en el multilateralismo, Biden es todo lo contrario”. Este punto de partida marca una diferencia clara en las decisiones del país en la lucha contra el cambio climático en función de quien sea el próximo presidente. En este sentido, y en relación con la importancia del multilateralismo en la lucha contra el cambio climático y la implicación de Estados Unidos, Durão Barroso ha recordado su salida del Acuerdo de París de 2015. “Si la mayor potencia del mundo no se compromete a luchar contra el cambio climático, sin la implicación de uno de los países que más contamina, no es fácil alcanzar una solución global”, ha señalado. Además, ha querido poner de relieve su certeza en que “si el presidente Trump sale elegido, las probabilidades de una guerra comercial global son altísimas. No solo con China, sino también con Europa”. Dadas todas estas circunstancias, el expresidente de la Comisión Europea se ha mostrado escéptico con las posibles soluciones: “soy pesimista sobe la posibilidad de llegar a un acuerdo global sobre cambio climático. Tenemos un problema de multilateralidad; no se puede salvar solo a una parte del mundo, necesitamos un acuerdo global”.
En la lucha contra el cambio climático, Durão Barroso se ha referido a la importancia de tener en cuenta el impacto social de las posibles soluciones. “Para tener éxito en la agenda climática tenemos que prestar atención al impacto social de las medidas y su eficacia”, ha afirmado. Esta preocupación surge por las críticas sociales a la agenda climática, que no todo el mundo quiere asumir dado su coste. “¿Estamos dispuestos a recibir menos ingresos y financiar la acción climática? Hoy en día no vemos el mismo nivel de apoyo y creo que se van a incrementar las acciones de rechazo a las posibles medidas por el coste que implican”.
Durão Barroso propone, como solución a los sectores críticos, la creación de un “club” entre los países más comprometidos (Unión Europea, Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Australia o Japón) para incrementar la multilateralidad y crear masa social. De no hacerlo, considera que la reacción negativa será muy grande y difícil de afrontar.
En el coloquio moderado por Jordi Gual, profesor de IESE Business School, ambos expertos han tenido la oportunidad de debatir sobre aspectos como la importancia de la inteligencia artificial y la innovación en el proceso de transición energética. En lo relativo a la inteligencia artificial, ambos han coincidido en que, a pesar de requerir de grandes cantidades de energía, su capacidad para resolver problemas energéticos va a ser enorme. “Esta tecnología puede tener un impacto extraordinariamente positivo. Soy muy optimista sobre la ciencia y creo que la tecnología será parte de la solución. Hay problemas que solo con la inteligencia humana no podemos resolver”, ha afirmado Durão Barroso.
“La innovación va a ser fundamental en el proceso de transición energética. La transición verde implica recurrir a la innovación para solucionar problemas difíciles, como el del almacenamiento. Hay grandes oportunidades para que las innovaciones contribuyan y marquen una diferencia”, ha expresado Stiglitz. Así, se ha referido a la necesidad de tener una visión más holística a la hora de abordar la transición energética, una visión que incluya nuevas tecnologías, como las de producción de biometano o hidrógeno.
Durão Barroso ha compartido esta reflexión y ha puesto de ejemplo a China, país que está haciendo una gran inversión en tecnología e innovación. “China, al igual que los países del Golfo, está empleando combustibles fósiles y, al mismo tiempo, haciendo grandes inversiones en tecnologías verdes, lo que repercute en que el precio de los combustibles fósiles esté cada vez más alto”.
Para Stiglitz, “lo interesante es que tenemos muchos combustibles fósiles que nos pueden servir de colchón, de amortiguador, a coste marginal. Son parte de los costes de resiliencia. De lo que hay que asegurarse es de que se les compense por ese coste marginal de mantenerlos”. Sobre la fecha para alcanzar los objetivos climáticos, el Premio Nobel cree que los efectos sobre el clima, como el aumento de la temperatura o del nivel del mar, van a aumentar las pruebas, incluso a los más escépticos, de que hay que hacer algo. “Pero esto dependerá de si sale elegido Trump o Biden. Biden impondrá más obligaciones medioambientales a las empresas, cosa que no ocurrirá con Trump”. Sobre lo que ha mostrado certeza es de que “habrá un movimiento continuo para desinvertir en los activos de carbono. En los próximos diez años veremos el principio del final del modelo de combustibles fósiles”.
“Yo soy más escéptico”, ha afirmado Durão Barroso, “no porque no crea que debamos actuar, sino porque creo que una cosa es invertir en combustibles fósiles y otra cosa es el precio. Si inviertes menos en gas, es probable que el precio suba”.
Preguntados por la relación entre los mercados financieros y el sector energético, Stiglitz se ha referido a que “el principal problema es la financiación de los países en desarrollo. Hay lugar para la creación de un banco de desarrollo verde que trabaje con el sector privado en proyectos en países en vías de desarrollo para mitigar algunos riesgos”. Sobre este asunto, el expresidente de la Comisión Europea ha puesto en valor el trabajo del Banco Europeo de Inversiones: “está comprometido en darle prioridad a la transición energética y a financiarla”. De hecho, se ha preguntado si habría un banco verde si Trump gana las elecciones. “La respuesta es no. Si tenemos un problema global, necesitamos una solución global. Y, por su influencia, necesitamos que Estados Unidos, junto con la Unión Europea, colidere este esfuerzo”.
En la apertura de la jornada, el presidente de Fundación Naturgy, Rafael Villaseca, se ha referido a la importancia de la política para decidir la forma en la que afrontar la transición energética y, por extensión, el problema del trilema energético, sin que ninguna de sus tres vertientes se vea afectada. “Debemos analizar no solo la situación sino cuál es la solución y las políticas necesarias para alcanzar los objetivos propuestos”. Además, ha realizado un llamamiento para tener en cuenta todos los datos y “no caer en decisiones que no tienen en consideración todos los efectos secundarios que estas decisiones conllevan”.