Las afirmaciones no son nuestras sino del Gobierno en concreto de la ministra portavoz, esa que habla mucho, dice poco o nada y lo que dice no hay quien lo entienda y si se le entienda, veinticuatro horas después lo desmiente y dice lo contrario. Es decir la portavoz perfecta para un Gobierno presidido por el mayor mentiroso de la historia política de nuestro pais que es capaz de decir blanco y su contrario sin tan siquiera pestañear,
Y es que el lio que se traen entre manos es mayúsculo, de lo que harán historia. Y ante tamaña operación, Alegria, la ministra, que no la de la huerta, ha defendido el acuerdo entre Ejecutivo y Generalitat para la financiación singular de Cataluña, negando que sea un «privilegio» e insistiendo en que este planteamiento será «aplicable» en el resto de las comunidades autónomas. Eso si sin concretar nada mas, porque no quieren que se sepa la chica del acuerdo, porque en ese mismo momento explotarían las alarmas de todas las Comunidades incluidas las gobernadas por socialista y este pais seria ingobernable.
Lo mas curioso es que en lo único en lo que se apoya para defender lo indefendible del caso es que, pásmense «mientras haya un Gobierno progresista al frente del país, no va a haber ningún privilegio».
Lo que no se atreven a decir es que si mañana mismo Cataluña empezase a recaudar y gestionar todos sus impuestos, aunque hubiera una contribución solidaria, el Estado tendría que cubrir el hueco que deja. Es decir aumentaría la deuda pública, y llegaría un momento en el que seguir endeudándose para tapar el agujero «sería inviable desde el punto de vista financiero». No digamos nada si además de Cataluña, Madrid o Baleares se autoaplicasen su cupo, tal y como dice la ministra que se podrá hacer. En ese momento el Estado no tendría capacidad de responder a ninguna eventualidad. Peor es mas, el Estado no dispondría, de fondos necesarios para financiar el importe de las pensiones que se atienden con impuestos, los intereses de la deuda pública, el pago de los servicios sociales, como el ingreso mínimo vital, o desembolsos extraordinarios como el de los ERTE en pandemia.
Y es que esta locura terminaría dividiendo al país entre comunidades que pueden asumir este sistema y otras que no. Además de conllevar la desaparición del Estadio en si mismo. Lo cual si coincide con los intereses de los independentistas.
Parece claro pues, que de lo que se trata es de hacer botijos, pero bien hechos y que todos puedan usarlos