Para el que no lo sepa, resulta que Sánchez, ante el cumulo de problemas a los que se enfrenta en su país decidió la aventura internacional para coronarse como el gran adalid de la causa palestina en el mundo mundial. Pare ello, desplego sus encantos y asistió a una cimbre de la Liga Arabe como invitado especial abogando por llevar a la ONU el tema del desastre de Gaza solicitando la recriminación para las autoridades israelís por su gestión de la crisis frente al pueblo palestino.
En ese contexto, un foro como la Eurovision podía ser la guinda del plan, si RTVE denunciaba los hechos y lograba que el resto de países pidiesen la recriminación de la participación israelí. Dicho y hecho.
Y en el momento en el que se estaban celebrando las semifinales
Tony Aguilar, uno de los comentaristas, aseguró: «Este año RTVE ha solicitado a Eurovisión un debate sobre la participación de Israel en el festival. Las víctimas de los ataques israelíes en Gaza superan ya las 50.000 y entre ellas más de 15.000 niños y niñas según Naciones Unidas».
Por su parte, Julia Valera, la otra presentadora, indicó: «Es un llamamiento por la paz, la justicia y el respeto a los derechos humanos acorde con la vocación integradora y pacífica del festival de Eurovisión».
Lo que menos se podían esperar es que la UER reaccionase inmediatamente y como organizadora de Eurovision advirtiese a RTVE de que podría imponerle multas. La UER indicó a RTVE que las «declaraciones políticas» están prohibidas en Eurovisión. A ojos de la organizadora del festival podían «comprometer la neutralidad del concurso». Concretamente, se refrió al «número de víctimas» que mencionaron los comentaristas: «No caben en un programa apolítico de entretenimiento».
Es mas, la Unión Europea de Radiodifusión pidió expresamente a la delegación española que sus comentaristas «cumplan con las reglas sin excepción». Todo ello, con el objetivo de que se mantuviera el «carácter apolítico de Eurovisión». Asimismo, la organización concluyó pidiendo la «plena colaboración» de la televisión pública «para evitar que se repita». En su defecto, amenazaba con «multas disciplinarias» si volvía a producirse este hecho.
Pero las sugerencias de Moncloa son ordenes que hay que cumplir, si o si o de lo contrario eres anatemizado, así que al comenzar la retransmisión de la final, RTVE mostro un mensaje expresamente propalestino. En este caso era un texto, a toda pantalla, tanto en castellano como en inglés, en letras blancas y sobre fondo negro: «Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción. Paz y Justicia para Palestina».
Hasta ahí el cumplimiento de las ordenes sanchitas, con lo que no contobana era con la reacción de los televidentes y esa fue contundente, España quedo antepenúltima, es decir en el puesto 24 e Israel la segunda, pero el varapalo se produjo en el voto popular. España recibió 0 votos, mientras Israel se forraba. Hasta tal punto nos han dado un varapalo mas que sonoro que el ministro israelí ha podido escribir en su red social : «Sánchez, parece que los españoles han hablado y la bofetada la hemos escuchado aquí en Jerusalén», ha manifestado el ministro de la Diáspora en su cuenta oficial de la red social X. Ese mensaje tiene adjuntada una imagen en la que se veía la puntuación que el voto de la audiencia española había otorgado a los países participantes. Entre ellos, el que más puntos había obtenido, con 12, era Israel. Además, aparece una foto del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Yuval Raphael, que interpretaba la canción New Day Will Rise, se llevó la máxima puntuación en el televoto con 297 puntos gracias a que trece países le otorgaron los doce puntos, es decir, la puntuación más alta, entre ellos España.
Bien, no se sabe como acabara la historia de la aventura internacional de Sánchez en defensa de los palestinos, pero los inicios no han sido especialmente brillantes tal y como sus estratega pensaban.