Es decir, su salida de tono y de criterio al hablar de los abucheos en el inicio, y final del desfile al orgulloso y mentiroso jefe de Gobierno no son una falta de educación, ni mucho menos. Y además están mas que justificados por el comportamiento ético y moral del susodicho, mal que le pese a la señora Robles.
En opinión de la exjueza, ahora en funciones políticas de espera de destino, y por tanto interesada en hacer la pelota al posible jefe de Gobierno, no es la correcta. Decir que“quién va a silbar a alguien allí ya no solamente es que sea una falta de respeto institucional, es sencillamente una falta de educación, que describe a quien silba y es una falta de respeto, a quien está presidiendo el acto que es su majestad el Rey, es una falta de respeto a las Fuerzas Armadas es una falta de respeto a todos los ciudadanos españoles”.
Pues no señora mis. Los que silbaron lo hicieron como muestra de un estado de opinión en contra de la tomadura de pelo a la que les somete el señor Sánchez. Es mas, su afirmación de que “si alguien considera que quiere hacer una crítica política a quien sea hay otros lugares para hacer la crítica política” no es ni tan siquiera de recibo de una funcionaria que sabe muy bien que la opinión publica se manifiesta en la calle, tal y como lo hacen un día tras otros los ciudadanos de cualquier país libre y democrático.
El problema es que a lo mejor no estamos en un país de esas características, o quizá a los actuales dirigentes políticos el socialismo mas radical no les guste ese tipo de manifestaciones porque no las pueden controlar ni dirigir contra sus oponentes tal y como lo intenta día tras día con acusaciones de todo tipo, incluso lanzadas desde la sede del Consejo de Ministros, pero en fin es lo que tenemos y según parece por algún tiempo.
Así que habrá que irse acostumbrado a las descalificaciones mas insospechadas por el simple hecho de molestar al señorito.