De esta manera, la pobreza energética se ha convertido en uno de los principales desafíos sociales y económicos en Europa y, particularmente, de España. Este fenómeno afecta a los hogares que no pueden mantener sus viviendas a una temperatura adecuada y que, por este motivo, deben dedicar una proporción excesiva de sus ingresos a cubrir sus necesidades energéticas básicas, poniendo en riesgo a las familias más vulnerables. Este problema está relacionado con el aumento de los precios de la energía y, muy especialmente, con la ineficiencia energética de muchas viviendas, lo que, unido a los bajos ingresos de muchas familias, agrava la desigualdad y perjudica el bienestar social en general. Tal y como muestra el informe sobre el estado de la Unión de la Energía de 2024, publicado por la Comisión Europea el pasado mes de septiembre, hasta un 20,8% de los hogares españoles no pudieron mantener su vivienda a una temperatura adecuada durante el invierno pasado, el doble del promedio europeo (10,6%).
Esta estimación es todavía mayor según la última Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) del INE, que muestra que el 27,5% de las viviendas de nuestro país se ve en esta situación durante los meses fríos. Unas cifras que demuestran la envergadura del problema, especialmente teniendo en cuenta que los pronósticos meteorológicos están apuntando a que este invierno podría ser uno de los más fríos. En respuesta a esta situación, el Ministerio para la Transición Ecológica está revisando la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética, que hasta ahora no ha conseguido los resultados esperados, ya que, a pesar de medidas como el bono social y otras ayudas directas, más de 3,5 millones de personas en España aún luchan para mantener sus hogares a una temperatura adecuada. De esta manera, el Gobierno trabaja en nuevas estrategias para hacer frente a este reto, ajustando las políticas y acelerando la transición energética.
Ante este panorama, y con el objetivo de contribuir al impulso de la implantación de estas medidas, los expertos de Sto, compañía internacional especializada en la fabricación de SATE y fachadas ventiladas, aportan 6 soluciones clave para revertir la situación:
Mejorar la eficiencia energética de los edificios existentes. Según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico indica que casi el 58% de los edificios actuales se construyó sin ningún tipo de normativa de eficiencia energética. Esto significa que muchas viviendas no están bien aisladas, y deja latente que la rehabilitación debe ser actualmente la principal apuesta. Mejorar el aislamiento térmico en fachadas, cubiertas y ventanas, a través de soluciones como los Sistemas de aislamiento térmico exterior (SATE) o las fachadas ventiladas, en el caso de la superficie de los edificios, ayudaría a conseguir un ahorro de hasta el 60% en la factura energética.
Impulsar el programa de ayudas para la actualización energética del parque edificatorio. Para que soluciones como el SATE o las ventanas con rotura de puente térmico lleguen a los hogares en situación de pobreza energética, es fundamental reforzar los programas de ayudas y subvenciones para la rehabilitación energética, aumentando y facilitando el acceso a las ayudas, simplificando los trámites, ofreciendo una mayor cobertura económica y, lo más importante, garantizando que lleguen a las familias más vulnerables.
Tecnologías de eficiencia energética. Como complemento a las soluciones estructurales, la instalación de tecnologías de eficiencia energética es fundamental. Estos sistemas incluyen tecnologías como calderas de condensación, bombas de calor o sistemas de control inteligente del uso energético en el hogar. Estas tecnologías permiten optimizar el consumo de energía en las viviendas, adaptándose a las necesidades reales de cada hogar, y reducen el gasto innecesario. Además, la instalación de iluminación LED y electrodomésticos eficientes también puede contribuir a reducir el consumo energético.
Fomentar el autoconsumo con placas fotovoltaicas. La apuesta por el uso de energías renovables mediante la instalación de soluciones como las placas fotovoltaicas en viviendas permite a los hogares generar su propia electricidad a partir de la energía solar, reduciendo significativamente su dependencia de los precios del mercado energético. Esta solución es especialmente relevante en zonas donde el sol es abundante, como en muchas regiones de España. Al generar energía limpia y renovable, los hogares pueden no solo reducir sus facturas energéticas, sino también contribuir activamente a la transición hacia un modelo energético más sostenible y respetuoso con el medioambiente.
Concienciación y educación sobre eficiencia energética. Una parte importante de la población aún no es consciente de las prácticas que podrían ayudarles a reducir su consumo, como optimizar el uso de los electrodomésticos, ajustar la temperatura de la calefacción, o aprovechar al máximo la luz natural. Por ello, sería interesante impulsar programas de educación ciudadana que orienten a los usuarios sobre cómo mejorar la eficiencia energética en sus hogares.
El compromiso de las empresas de la construcción con la pobreza energética. Finalmente, Sto destaca la importancia de que el sector privado se involucre activamente en la lucha contra la pobreza energética. Las empresas del sector de la construcción tienen un papel crucial en el desarrollo de soluciones accesibles y en la colaboración con las administraciones públicas para garantizar que las mejoras energéticas lleguen a los hogares más vulnerables. Además, el compromiso social de estas compañías puede ser decisivo a la hora de lanzar programas de formación y concienciación, no solo sobre cómo hacer un uso más eficiente de la energía, sino también sobre la importancia de rehabilitar los edificios para mejorar su sostenibilidad.