En ese contexto, se prevé que el crecimiento en la mayoría de las economías asiáticas de un paso atrás en 2023. En 2024 deberían volver a repuntar impulsadas por el desarrollo económico de China, fuente de inversión directa y principal destino de las exportaciones de los países de la región.
La economía china mantendrá un buen desempeño a corto plazo, pero se enfrenta a una ralentización estructural del crecimiento. El envejecimiento de su población en una fase temprana de desarrollo, el desajuste del capital humano, el bajo crecimiento de la productividad, los cambios en la cadena de suministro global y las rivalidades geopolíticas son las principales razones por las que China corre el riesgo de caer en la llamada trampa de la renta media.
En India, donde el clima empresarial ha mejorado considerablemente en los últimos años, la relajación gradual de los precios mundiales de las materias primas reforzará los resultados de la industria manufacturera lo que, junto al crecimiento del gasto público, situará al país como una de las economías asiáticas con mejores resultados en 2023. Por su parte, Japón y Corea del Sur seguirán sintiendo el impacto de la inflación sobre el consumo y la inversión empresarial, como el resto de economías avanzadas del mundo.
Las cinco mayores economías de la Asean, Filipinas, Indonesia, Malasia, Tailandia y Vietnam, se beneficiarán de su resistencia a los choques externos. Desde la crisis asiática de finales de los noventa, estos países han diversificado su actividad para no depender exclusivamente de las exportaciones de materias primas, han aumentado sus ingresos públicos, reducido su deuda externa y redoblado sus esfuerzos por mantener la estabilidad de precios, han realizado grandes inversiones en carreteras, puertos, aeropuertos y telecomunicaciones, mejorando su conectividad y han incrementado la resistencia y supervisión del sector bancario. Esta evolución de las últimas décadas ha reforzado sus economías, sistemas financieros y atracción de inversión extranjera. En este bloque, Tailandia especialmente registrará una aceleración del crecimiento del PIB en 2023.
Un riesgo creciente para Asia a medio y largo plazo es la fragmentación geoeconómica. Varios países asiáticos, como Vietnam, Tailandia, Malasia o India, se benefician de la diversificación de la cadena de suministro iniciada en los últimos años, pero una fragmentación de gran alcance conllevaría grandes pérdidas permanentes de producción que serían especialmente elevadas para Asia, dado su importante papel en la fabricación y el comercio mundial.