Por ahora se mantiene cierta calma, a la espera de nuevas decisiones de la administración Trump. Las bolsas estadounidenses experimentaron cambios muy leves y lo que podría ser más significativo, la volatilidad semanal medida por el diferencial entre el precio máximo y mínimo parece estar reduciéndose. El S&P 500 cerró en los 6.025,99 puntos lo que implica una caída del 0,24% mientras que el Nasdaq 100 subía apenas un 0,06% para terminar en 21.491,31 puntos. En Europa los resultados empresariales y unos tipos de interés a la baja animaron a los inversores, que hacían subir un 0,73% al Euro Stoxx 50 y un 2,48% al Ibex 35. Por ahora el shock de DeepSeek ha pasado de largo.
Los bonos del tesoro experimentaron caídas en sus rentabilidades. Aunque la economía sigue fuerte en EE. UU., los inversores ven claras posibilidades de que los tipos de interés sigan bajando en 2025 (alejando la posibilidad de que se produzcan subidas), y por ello el Treasury a 10 años cedía 5 puntos básicos para cerrar la semana con una rentabilidad del 4,49%. En Europa las bajadas fueron algo superiores y el Bund alemán y el Bono español se dejaban 10 y 7 puntos básicos respectivamente, para cerrar con una rentabilidad del 2,36% y del 3,04%.
Lo que es un poco más desconcertante es el comportamiento del oro que subía una semana más y marcaba un nuevo máximo histórico, todo ello en un contexto geopolítico aparentemente más relajado que unas semanas antes. El oro subía un 1,86% para cerrar en 2.887,60 USD/Onz, después de negociarse en 2.910.60 USD. El Brent se dejaba un 2,74% para cerrar en 74,66 USD/b. Las posibilidades de que a partir de abril la OPEP+ aumente su producción de crudo y la cierta calma de Oriente Medio favorecían la bajada del crudo.
En el frente macroeconómico hay que destacar los pobres datos de los PMIs en China, justo por encima del nivel de expansión (50) pero claramente por debajo de las previsiones del mercado, una señal poco alentadora sobre la salud de la segunda economía mundial.
En Europa el dato de mayor relevancia fue el IPC que defraudó al mercado al situarse una décima por encima de lo esperado, lo mismo ocurrió con el IPC subyacente, que se situaron en el 2,5% y 2,8% respectivamente. Las ventas minoristas cayeron un 0,2% en el mes de enero, más de lo previsto y los PMIs dieron una de cal y otra de arena, pero ambos cerca de los niveles previstos.
En Estados Unidos los PMIs superaron las expectativas, especialmente el dato manufacturero que se ha situado en 51,2, segundo mes consecutivo por encima de 50. La tasa de paro se situó en el 4% frente a una previsión del 4,1%, todo ello en una semana en la que los datos relacionados con el estado del mercado laboral volvían a enviar señales contradictorias, los JOLTS claramente por debajo, el ADP claramente por encima y la principal referencia, las nóminas no agrícolas, levemente por debajo de la previsión, aunque eran revisadas al alza de manera notable el dato del mes anterior.
En la semana en curso tenemos poco que esperar de los datos macroeconómicos, destacamos en Europa las previsiones económicas de la UE y el dato de la producción industrial de la zona euro (-0,6% esperado). En Estados Unidos se conocerá el dato del IPC, la evolución de las ventas minoristas y el índice de producción industrial, además de la comparecencia bianual de Jerome Powell en el congreso. Avanzada ya la temporada de resultados, han presentado 305 compañías del S&P 500 con un BPA que crece un 13,3% de media, lo que contrasta con el 7,5% esperado antes del inicio de la temporada de resultados. Las sorpresas positivas superan el 76% mientras que las negativas lo hacen en un 16%.