El operador estatal belga SNCB designó ayer a la compañía vasca como «candidato preferente» para el suministro de su nueva flota, a falta de sellar la adjudicación, una decisión que ha generado mucha polémica en Francia, donde Alstom contaba con altas expectativas de ser el fabricante elegido Según explican varios medios franceses, la compañía gala presentó una oferta 100 millones de euros más económica, lo que ha llevado a su director en Bélgica, Belvaux, a calificar la resolución como «impactante». La empresa ha trasladado su malestar a las autoridades del país, lo que ha obligado a SNCB a emitir una justificación pública donde explica el proceso seguido.
El acuerdo marco a largo plazo contempla una inversión inicial de 1.695 millones de euros para la fabricación de trenes automotores AM30, con un volumen de plazas estimado en 54.000. Sin embargo, el pedido podría triplicarse hasta alcanzar los 170.000 asientos, lo que elevaría el valor del contrato por encima de los 3.400 millones de euros. SNCB ha defendido la transparencia de la licitación y recordado que la normativa europea impide considerar la producción local como criterio de adjudicación. Según la entidad, priorizar la fabricación en Bélgica o la creación de empleo en el país supondría una discriminación frente a otros Estados miembros, lo que contravendría el derecho comunitario.
La operadora belga se ha visto obligada a explicar que la licitación se ha basado en la mejor relación calidad-precio, combinando factores económicos y técnicos. «Es lógico que el postor preferente no sea necesariamente el que ofrece la oferta más baja», ha señalado la empresa en un comunicado. La puntuación final entre los aspirantes ha reflejado una diferencia ajustada, con una ventaja mínima de CAF sobre Alstom.
El operador belga ha añadido que la calidad de la oferta es clave para evitar complicaciones en la ejecución del contrato. Alstom ha sufrido retrasos en entregas de otros proyectos, aunque CAF también ha enfrentado dificultades en algunos contratos, como los adjudicados por la SNCF.
El resultado del proceso ha trascendido el ámbito empresarial y ha generado inquietud política. En Bélgica, el cambio de equipo ministerial ha reavivado el debate sobre si la elección de CAF estuvo influida por factores ajenos al proceso técnico. Representantes políticos han intercambiado reproches sobre el impacto de la decisión en el empleo local, especialmente en las plantas de Alstom en Brujas y Charleroi. El director de Alstom en Benelux ha remitido una carta al ministro de Movilidad, Crucke, y a otros responsables políticos expresando su preocupación. También ha contactado con los ministros presidentes de Valonia y Flandes y con los alcaldes de las ciudades afectadas.
En Francia, la cuestión ha escalado hasta el Gobierno. El ministro de Economía, Le Maire, ha mostrado su malestar por la decisión de la SNCB y ha expresado su apoyo a Alstom. La empresa gala, que mantiene un peso significativo en el sector ferroviario europeo, ha evitado pronunciarse sobre posibles acciones legales, aunque algunos medios franceses han apuntado a esa posibilidad.
Este episodio es el segundo revés reciente para Alstom frente a CAF. A comienzos de año, el fabricante español se impuso en la licitación del segundo lote de trenes para los ferrocarriles marroquíes, un contrato valorado en hasta 750 millones de euros. No obstante, la compañía francesa obtuvo el encargo de 18 trenes de alta velocidad para el mismo operador.