Se podría decir que la política española vive un momento tan especial, tan esperpéntico y triste que desde los mismos altavoces gubernamentales, por los que te aseguran que ya no habrá presupuestos porque se retira la propuesta de techo de gasto, paso precio a su elaboración, por esos mismos altavoces te juran por lo que quieras que hay una posibilidad de sacarlos adelante por que en un par de semanas pueden llegar al Congreso una propuesta negociada con unos y con otros y sacarlo adelante
Pero ahí no acaba el show, porque los socios del Gobierno hacen lo mismo. Primero juran y perjuran que van a votar que no y pocos minutos después aseguran que la negociación esta abierta. Es decir, si hoy hubiera que apostar, sobre si habrá techo de gasto o no, no sabría que poner en la porra, porque todos los resultados son posibles; techo sin presupuestos, presupuestos sin techo, las dos cosas y ninguna de las dos.
Ahora eso si, los culpables no son ellos, sino el PP. Porque a todo esto el malo del show no es otro que Feijoo que sin necesidad de abrir la boca se lleva todos los capones
Y es que para toda una vicepresidenta primera, acosada por el fracaso de su gran responsabilidad que no es otra que sacar adelante los PGE, si los populares siguen en el ruido, la confrontación, el reproche, seguirán poniendo de manifiesto que el PP no tiene proyecto político para España en materia territorial, social y económica».
No digamos nada si se mentan las rebajas fiscales de las CC AA populares, en ese mismo momento los calificativos que salen de la boca de la sevillana son: «dumping fiscal» , «bajan impuestos y luego piden más recursos», etc.
En definitiva, que mientras sus señorías actúan, la situación se va deteriorando y la imagen de España es tan desastrosa que hasta los mexicanos nos toman por pito del sereno, y no digamos nada de Venezuela y su orangután jefe que con la asesoría de Zapatero hasta nos insulta y nadie le responde y ya mas cerca, al lado de casa no hay mas que ver al señorito de Gibraltar hacer lo que le da la gana, robar terreno español para construir urbanizaciones y ni España ni la UE dicen nada.
Y es que cuando el show comienza, todo es posible, hasta el mayor de los ridículos.