El grupo de comunicación ha señalado en un hecho relevante a la CNMV que el importe efectivo de la operación ha quedado en 39,99 millones, con un precio de emisión de 0,37 euros, habiéndose encargado JB Capital Markets del proceso de colocación privada acelerada.
Prisa destinará los fondos obtenidos con esta ampliación a cancelar vía recursos propios un tramo de su deuda junior, por importe de 39,99 millones de euros, por la que pagaba intereses más altos, del euríbor más un diferencial del 8%. La cancelación se trata de una condición suspensiva exigida por los acreedores financieros para la formalización de la nueva refinanciación de la deuda, que se ha cerrado por un importe de 815 millones.
El grupo ha pactado así con Pimco, su acreedor, aplazar tres años el vencimiento de la deuda, hasta el año 2029. Más allá de la refinanciación, el presidente de Prisa consigue con la ampliación de capital garantizar su continuidad al frente de la compañía, al alcanzar ya el apoyo de, al menos, el 46% del accionariado. La empresa había anunciado al regulador bursátil que «a fin de respetar el principio de paridad de trato de los accionistas de la sociedad, teniendo en consideración que el aumento de capital se realiza con exclusión del derecho de suscripción preferente, la sociedad ha solicitado a la Entidad Colocadora que sus labores de colocación no se dirijan activamente a los accionistas de la sociedad».
Es decir, que como la ampliación estaba reservada a nuevos accionistas, ha conseguido diluir al grupo de los críticos, encabezados por el exdirector de Contenidos y hombre de confianza de Moncloa, Contreras, que sumaban ahora el 17% y que apenas alcanzarán ahora el 16% del capital. Aunque es cierto que Oughourlian, que tenía el 29,8% de las acciones, también se diluye, volverá a rozar el 30% de las acciones tras una conversión de los bonos convertibles, que los accionistas ligados al Gobierno no tienen.
Su objetivo es convocar ahora una junta extraordinaria para aprobar la conversión y, a continuación, la asamblea ordinaria en la que se decidirá su futuro. El presidente de Prisa llegará así con una posición casi mayoritaria y parece muy complicado que el Gobierno pueda forzar su relevo.
En el entorno de Oughourlian no descartan que el Gobierno pudiera buscar un caballero blanco y acabar por lanzar una opa, aunque esa decisión parece también muy complicada puesto que obligaría a los nuevos propietarios a tener que volver a renegociar la deuda. Lo que el presidente de Prisa no está dispuesto a hacer en ningún caso es vender su paquete si no se ofrece también una salida al resto de los accionistas, como Vivendi o Carlos Slim. En un último caso Oughourlian no cierra tampoco la puerta a ser él el que acabe lanzando una opa sobre la totalidad de las acciones y hacerse así con el control total de la compañía.